Capítulo 16: El Hermano Xiao me golpeó.
Sabe tocar la cítara, sabe de ajedrez,
caligrafía, pintar, cocinar y lavar la ropa.
Después
de que entró Lu Zhui, A Liu le dijo a Xiao Lan:
—Mi padre es obviamente un hombre hermoso
que es difícil de encontrar en este mundo.
Xiao Lan lo miró.
—No me di cuenta antes, pero en realidad
eres bastante bueno actuando.
—¿Qué hay de malo en actuar? —dijo Ah Liu con confianza—, si no hubieras secuestrado a mi padre
primero, no habría bajado al acantilado Chaomu. Hay vino, comida y todos mis hermanos
están allí. Estaba muy feliz, ¿crees que quise venir para actuar?
En el
patio, Lu Zhui dijo respetuosamente:
—Este joven saluda a la dama Tao.
—Señor Lu, al igual que Lan’er, también has
crecido mucho —lo
saludó la dama Tao con una sonrisa—, no
hay necesidad de ser tan educado, ven y siéntate.
—Gracias, dama Tao —Lu Zhui encontró una silla y se sentó. Estaba
vestido de blanco y tenía un abanico de jade. Parecía bastante elegante.
—Cuando lo conocí por primera vez en la
Tumba Mingyue, todavía era un niño —la dama
Tao suspiró con emoción— llevaba
libros dondequiera que fuera. En ese momento, todavía pensaba que probablemente
regresaría como un erudito con la puntuación más alta en el examen imperial.
—Ser funcionario del gobierno no es
interesante —dijo
Lu Zhui— al contrario, me siento más cómodo en el Jianghu.
—Eso es cierto —Tao Yu'er preguntó de nuevo— Señor Lu ¿Ha habido alguna noticia sobre
sus padres a lo largo de los años?
Lu Zhui
negó con la cabeza, luciendo un poco triste.
—No importa —Tao
Yu’er le dio unas palmaditas— quizá
estén en algún rincón de este mundo, viviendo la vida de una pareja divina y de
paso vigilándote, cuando algún día vayas a casarte, deberían aparecer.
Lu
Zhui sonrió.
—Eso espero, gracias dama Tao.
—¿Hay alguna doncella que le guste? —continuó preguntando Tao Yu’er.
Xiao
Lan escuchó esta frase tan pronto como entró al patio, por lo que se quedó
paralizado por un momento. No entendió por qué todos en el mundo parecían estar
extremadamente preocupados por el matrimonio, incluso su propia madre.
—No —dijo
Lu Zhui.
—¡Cof! —Xiao Lan se aclaró la
garganta.
Tao
Yu'er dijo disgustada:
—No te pregunté ¿por qué estás tosiendo?
Xiao
Lan: “…”
—Dama Tao, debería llamarme como lo hacía
cuando era niño. “Señor Lu” no me suena familiar.
—Xiao*
Mingyu —dijo Tao Yu’er.
(nt:
Xiao=pequeño, no es el “Xiao” que es apellido)
—Ya no soy un bebé. —dijo Lu Zhui.
—Mingyu
—se corrigió la dama Tao.
—Bien —Lu Zhui sonrió.
Xiao
Lan los observó a los dos hablando y riendo, y no supo cómo sentirse.
—¿Por qué viniste a la ciudad Huishuang? —continuó preguntando Tao Yu'er.
—El joven maestro Xiao me secuestró, señora.
Xiao
Lan: “…”
«¿Por
qué mejor no me denuncias con las autoridades?»
—¿Por la linterna de loto rojo? — Tao Yu'er adivinó.
Lu
Zhui suspiró.
—Esto es realmente un malentendido. Fui al
cuarto oscuro en ese entonces y me quedé solo allí por un tiempo, pero nunca vi
la linterna de loto rojo y mucho menos maté a nadie.
—Olvídalo, no hablemos de esto por ahora —dijo Tao Yu'er— ahora que hemos venido a la ciudad Huishuang,
naturalmente queremos saber todo lo que sucedió en ese entonces, pero no
tenemos prisa por esto ahora.
—Sí —intervino
A Liu—, todavía hay que preparar la cena.
—Me temo que esta cabaña de montaña no
tiene cocinero. —dijo Lu Zhui.
—Está bien —Ah
Liu se dio unas palmaditas en el pecho— Yo…
—Lo haré —lo
interrumpió Lu Zhui.
—¿Eh? —Ah Liu se quedó atónito.
—Cocinaré para la dama Tao. —Lu Zhui se levantó y se arremangó.
Tao
Yu'er preguntó inesperadamente:
—¿Aún puedes cocinar?
Lu Zhui
miró a Ah Liu.
A Liu
tuvo un raro momento de ingenio e inmediatamente dijo efusivamente:
—Toca la cítara, juega ajedrez,
es hábil en caligrafía, pintura, poesía, sabe de vinos y té, espadas y lanzas
de plata, cocina y sabe bordar, mi pa-… el
segundo jefe Lu es competente en todo.
Estuvo
peligrosamente cerca de gritar “padre”.
Xiao
Lan: “…”
—¿Qué le gusta comer a la señora? ¿ligero, picante
o amargo? —preguntó Lu Zhui.
—Quien se case contigo tendrá mucha suerte.
—dijo la dama Tao con un suspiró.
Lu Zhui
dijo con calma:
—Sí.
Ah Liu
también lo siguió a la cocina, ayudando a encender el fuego y lavar las ollas. Al
ver que todos en el patio habían entrado a la casa, cerró silenciosamente la
puerta de madera y dijo:
—Padre ¿realmente quieres formar una
alianza con ese hombre llamado Xiao?
—¿Por qué no? —preguntó Lu Zhui mientras lavaba verduras.
—Ese no es el caso, solo estoy preguntando —dijo Ah Liu—
hay demasiados giros y vueltas en el mundo. Pero lo que sea que me pida padre,
simplemente lo haré.
Lu
Zhui sonrió y le entregó el cuchillo de cocina.
—Entonces corta la carne.
Se
escuchó un zumbido en la cocina y el ambiente estaba lleno de
calor. Dentro de la habitación, Xiao Lan dijo:
—Madre parece tener una buena impresión de
él.
—Tengo que proteger a todas las personas
que la mujer malvada quiere matar —Tao
Yu'er sopló la espuma del té en la taza—
En los años que estuviste en la tumba Mingyue ¿alguna vez escuchaste a
alguien hablar sobre el paradero de Lu Wuming y Haibi?
—No, incluso mi tía rara vez lo menciona —dijo Xiao Lan.
—Hay rumores en el mundo de que la familia
Lu murió hace mucho tiempo, pero no lo creo —dijo
Tao Yu'er— Lu
Mingyu es la única preocupación para los dos en este mundo. Y esa mujer malvada
está dispuesta a enviarte a matarlo. ¿No teme
que este mundo sin un Lord Mingyu, el secreto de la Tumba Mingyue quedará
enterrado bajo el polvo para siempre?
—¿Madre también está interesada en la Tumba
Mingyue? —preguntó
Xiao Lan.
—Deberías decirme quién en este mundo no
estaría interesado en la Tumba Mingyue —dijo
Tao Yu’er— de lo
contrario, ¿cómo podría una simple linterna de loto rojo atraer a tantos
seguidores a la ciudad Huishuang?
—Pero los de la ciudad son todos sectas
pequeñas poco conocidas.
—Es precisamente porque no pertenezco a la
corriente principal que puedo entrar a la ciudad abiertamente —dijo Tao Yu'er— Las llamadas personas rectas no pueden
perder la cara, pero eso no significa que no estén interesados en la linterna
de loto rojo y la tumba Mingyue. ¿Adivina qué se esconde secretamente fuera
de la ciudad?
Xiao
Lan frunció el ceño cuando escuchó esto.
—Dime —dijo
Tao Yu’er— ¿Qué
has oído en la tumba Mingyue estos años?
—Igual que cuando mi madre se fue, la tumba
Mingyue ha estado muy tranquila —dijo
Xiao Lan— de hecho, hay muchas personas en el Jianghu
que quieren entrar y buscar las catacumbas, pero nadie puede atravesar
la formación de flores de espejo.
—¿Catacumbas? —se burló Tao Yu'er.
—Madre ¿tampoco
quiere ir?… —sondeó
Xiao Lan.
—¿Eso es verdad? —Tao Yu’er arqueó las cejas.
—No lo sé —Xiao
Lan negó con la cabeza
—Está bien si no lo sabes —Tao Yu’er tomó su mano y la acarició
suavemente— Ahora
concéntrate en descubrir el asunto con Li Yin y olvídate de todo lo demás.
—Sí —Xiao
Lan asintió.
—Además,
sé amable con Lu Mingyu —dijo
Tao Yu’er— de lo
contrario, es posible que te arrepientas en el futuro.
—¿Por
qué? —Xiao Lan estaba un poco confundido.
—No hay ninguna razón —dijo Tao Yu'er— está bien que no estés de acuerdo con lo
que digo, pero puedes seguir siendo amable con alguien, ¿no?
Xiao
Lan se mostró indiferente.
—Deja
de pensar en la linterna de loto rojo y en lo que murieron en la cresta Fuhun
—Tao Yu'er estaba disgustada— eres mi hijo, no un asesino mortal que esa
vieja malvada utiliza para vengarse.
—Ya prometí formar una alianza con ella
para tratar juntos con Li Yin —dijo Xiao
Lan.
—Eso no
es del todo bueno —dijo
Tao Yu’er— el
segundo dueño de Shanhaiju tiene bastante experiencia. Con él a tu lado,
será mucho más conveniente para ti viajar por el Jianghu en el futuro.
Antes
de que Xiao Lan pudiera hablar, Tao Yu'er volvió a decir:
—La tradición familiar de la familia Lu
siempre ha sido recta y creo que este hijo no se queda atrás. Has estado en la tumba
Mingyue durante mucho tiempo y es hora de salir para ver el mundo y hacer
amistad con algunas personas de alto estatus.
—…
—Es más, vino aquí a preparar el té y comida
—Tao Yu’er se puso de pie— en el futuro, si viajas con él por el
Jianghu y te encuentras con montañas despobladas, no tendrás que estar con la
ropa sucia y sin comida.
(n/t:
tiene mis respetos, es madre y shipper)
—…
—Mingyu —Tao Yu’er
entró a la cocina con una sonrisa— muéstrame
¿qué estás preparando?
Lu
Zhui se chupó los dedos y se alejó, dejándola pararse junto a la estufa para levantar
la tapa de la olla. Ah Liu también se acercó, sonriendo alegremente.
Xiao
Lan estaba sentado en el patio, mirando a las tres personas ocupadas en la
cocina, sintiéndose un poco… indescriptible.
Naturalmente,
estaba feliz de reunirse con su madre. Son solo la Tumba Mingyue, la linterna
de loto rojo, la tía Fantasma, Fei Ling, así como Li Yin y las
diversas sectas Jianghu en la ciudad Huishuang. Estas personas y cosas son como
una espina en el corazón que antes de que sea removida, se teme que ni siquiera
el afecto de madre e hijo puede abrir completamente su corazón.
Aunque
Lu Zhui es de Jiangnan, ha vivido en la residencia del restaurante Shanhaiju
durante los últimos dos años, por lo que ha estado inmerso en él. Pudo preparar
algunos patillos y en un santiamén, tenían la mesa llena.
—Es una pena que no hay vino —dijo Tao Yu’er— de lo contrario, podríamos acompañar esta
comida con una buena bebida.
—Nunca será demasiado tarde para
compensarlo después. —Lu Zhui
le acercó una silla —señora, tome
asiento.
—Es una pena que no tenga una hija… —Tao Yu’er suspiró.
Lu
Zhui dijo con calma:
—Es bueno que tenga un hijo.
Xiao
Lan: “…”
—Quiero
decir, si tuviera una hija, podía ocuparte para ella primero —dijo Tao Yu’er con una sonrisa— no sea que un buen marido caiga en la
familia de otra persona.
Lu
Zhui solo respondió con un “Oh”.
—Sentémonos todos —dijo Tao Yu’er—, es raro comer juntos. Al ver que el
cielo se está oscureciendo, no volveremos a salir esta noche. Descansemos en
este pequeño patio.
—Está bien —dijo Lu Zhui.
—Simplemente
me gusta tu carácter… —Tao Yu’er
tomó muy contenta un palillo para él—, es como
una brisa fresca.
Ah Liu
también acercó una silla y la colocó al lado de Lu Zhui, empujando a Xiao Lan y
al cojo Li hacia el otro lado, muy lejos.
“…”
La
luna estaba saliendo en el cielo y había pocas estrellas. Las dos hileras de
faroles rojos en el patio estaban teñidas de amarillo. Aunque era una fría
noche de invierno, con el brasero bajo sus pies, no sentían nada de frío. Después
de la comida, Ah Liu estaba lavando los platos en la cocina. Lu Zhui fue a su habitación
y echó un vistazo. Vio que solo había una cama dura y que definitivamente no
cabían dos personas en ella. Llamó a la puerta de al lado y preguntó:
—¿Tienes una cama grande?
Xiao
Lan:
—…
Xiao
Lan se hizo a un lado.
—Muchas
gracias —dijo Lu Zhui.
La
cama era grande, pero no mucho más que la anterior. Si dos hombres adultos se
acuestan en ella, estarían hombro con hombro, con los brazos rozándose y
compartiendo solo un edredón.
A Lu
Zhui tampoco le importó. Después de lavarse, se acostó boca arriba y le
preguntó:
—¿Podemos charlar?
—¿Charlar
sobre qué? —Xiao
Lan estaba distraído.
—Además de la linterna de loto rojo
y tomar mi vida, ¿qué más dijo la tía Fantasma cuando te envió fuera de
la tumba Mingyue? —preguntó Lu Zhui.
—¿Por qué debería decírtelo?
Lu
Zhui se incorporó a medias y lo miró fijamente durante mucho tiempo.
—¿Qué
vas a hacer? —preguntó
Xiao Lan.
—¿En
serio no quieres decir nada?
Xiao
Lan cerró los ojos.
Lu
Zhui se levantó de la cama, se puso sus zapatos suaves y salió por la habitación. Sopló
una brisa fría y antes de que Xiao Lan pudiera darse cuenta de la situación, ya
había alguien llamado a la puerta de enfrente.
—¿Mingyu qué sucede? —preguntó Tao Yu’er.
—Señora —Lu Zhui
estornudó y señaló con el revés—, el hermano
Xiao me golpeó.