DWGL 172: Reino Lijing

 

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Esta vez no me pasará nada.

 

Más tarde, Sixi vino a informar que los jóvenes guerreros del Palacio Perseguidor de las Sombras habían estado siguiendo al maestro Miaoxin, diciendo que querían discutir sobre budismo y parecían extremadamente piadosos.

 

—¡Pfff! Jajajaja —Duan Baiyue soltó una carcajada.

 

—¿Tú eres el responsable de eso? —Chu Yuan dejó los palillos.

 

—Me acusas injustamente. He estado contigo desde que regresé, así que no tengo tiempo para organizar esto. Además, puedes manejar el asunto de ese monje tú mismo, no quiero preocuparme por eso.

 

—Puedes retirarte —Chu Yuan le hizo un gesto a Sixi— no hay nada que hacer hoy. También debes irte a la cama temprano y dejar de trabajar.

 

—Gracias, Su Majestad —Sixi cruzó el umbral de la puerta, llamó a algunos eunucos de guardia y les dio algunas instrucciones antes de volver a comer y descansar. Antes de irse, no se olvidó de pedirle a la cocina que preparara un poco de sopa para reponer las energías y enviársela al Emperador como refrigerio de medianoche: «después de todo, el Rey Duan resultó herido, incluso si se trata de una lesión menor, el Emperador todavía se sentiría angustiado.»

 

—¿Quieres que vaya a buscar a los subordinados del hermano Qin Shaoyu y les recuerde que no vayan demasiado lejos?

 

Chu Yuan negó con la cabeza y le entregó otro tazón de arroz:

—Come más.

 

—Estamos en guerra y las habilidades de artes marciales de Miaoxin no son ordinarias. Si se enoja, me temo que no terminará bien —Duan Baiyue dijo— después de todo, sabes muy bien que los guardines oscuros del Palacio Perseguidor de las Sombras son bastante hábiles para molestar a los demás.

 

—Justo ahora estabas hablando de cómo no te importa el asunto de Miaoxin —Chu Yuan arqueó las cejas— ¿ya no estás seguro de eso?

 

—Estoy preocupado por ti —Duan Baiyue estaba indefenso.

 

—Lo sé —Chu Yuan le pellizcó la mejilla— pero es un raro día de ocio. ¿No podemos hablar de otra cosa? Esas son las personas entrenadas por Qin Shaoyu. Saben cómo manejar las cosas cuando deambulan desenfrenados por el Jianghu y mucho menos cuando hay una guerra en curso. Simplemente estás subestimando al Palacio Perseguidor de las Sombras.

 

—Siempre y cuando confíes en ellos —Duan Baiyue fue muy comprensivo— entonces no diré nada.

 

—¿Es deliciosa esta comida? —preguntó Chu Yuan— Yao’er dijo que te gusta, pero el cocinero no sabe cómo prepararlo, por lo que solo podía adivinar y cocinarlo. Lo probé y sabe bien.

 

Duan Baiyue asintió:

—Sí.

 

—Entonces come otro tazón —Chu Yuan le dio un trozo de comida con sus palillos.

 

Duan Baiyue no sabía si reír o llorar.

—¿Crees que puedo comer tanto como Wu Sanlei?

 

—Me gusta verte comer. Se te ves bien.

 

Duan Baiyue curvó los labios.

—¿Solo te gusta verme comer?

 

—Me gusta todo lo que haces —respondió Chu Yuan con una sonrisa.

 

Ye Jin se paró en la puerta sosteniendo la medicina y miró hacia el cielo:

—¡Ejem!

«¿De qué demonios estás hablando de nuevo?»

 

—¿No te sientes bien? —Duan Baiyue frunció el ceño y le preguntó a Chu Yuan.

 

—No es para mí —Chu Yuan tomó el cuenco de sopa medicinal y sopló sobre él— Es para ti.

 

—¿Qué es? —preguntó Duan Baiyue.

 

Cuando Ye Jin se dio la vuelta para retirarse, dijo débilmente: “Rojo de Grulla”*.

(n/t: *es un veneno)

 

Duan Baiyue sacó la lengua a su espalda.

 

Chu Yuan se divirtió y le entregó el tazón a Duan Baiyue:

—Toma. No te veías muy bien cuando regresaste ayer. Te sentirás mejor después de comer esto.

 

—¿Qué tipo de medicina es esta, es solo otro plato de sopa? —Duan Baiyue lo revolvió con una cuchara— si sigues alimentándome con esto, me temo que pronto terminaré teniendo un estómago como el de Sixi.

 

—Este es el último tazón. Te dejaré descansar después de que lo termines —Chu Yuan dijo— sé obediente.

 

Duan Baiyue se sentó en la silla y suspiró:

—Antes, yo era el que solía persuadirte para que comieras, ¿por qué es al revés ahora?

 

—¿Lo comerás o no?

 

—¡Lo haré! ¡lo comeré! —Duan Baiyue bebió la sopa en dos o tres bocados— Mira, ya terminé.

 

—Sé bueno, habrá una recompensa cuando regresemos al palacio imperial —Chu Yuan lo ayudó a levantarse— Vamos a caminar, para que puedas digerir la comida.

 

—¿Por qué estás de tan buen humor hoy? —Duan Baiyue preguntó con una sonrisa.

 

—Por supuesto, estoy feliz de que hayas regresado sano y salvo —Chu Yuan tomó su mano y no quería soltarla, solo deambulaba por la cubierta. Se encontraron con muchos soldados en el camino, pero la relación entre ellos ya era conocida por todos, por lo que nadie la sintió extraña. Simplemente inclinaron la cabeza y saludaron, y luego se fueron a toda prisa. A lo sumo, suspiraron en su corazón que el Emperador Chu y el Rey de Suroeste son una hecha en el cielo, pero si esta noticia se transmite en Wang Cheng, el venerable Tao Rende definitivamente se volvería loco.

 

***

 

—Viejo Tao, ¡sal! —lo llamó Lord Liu Dajiong.

 

—No quiero salir a hacer nada en un día tan caluroso —Tao Rende se sentó en el estudio, mirando las pinturas frente a él una por una— es bueno que estés aquí. Ven y ayúdame a echar un vistazo y ver qué doncella es la más hermosa.

 

—¿Estás tratando de hacer que el árbol viejo brote nuevos retoños? —preguntó Liu Dajiong.

 

Tao Rende: “…”

 

—Me estoy preparando para presentarlas a Su Majestad, ya que todas son bellezas de primera clase —dijo Tao Rende.

 

Liu Dajiong negó con la cabeza, se dio la vuelta y dijo:

—Tómate tu tiempo para mirarlas. Yo me voy primero.

 

—¡Regresa, regresa! —Tao Rende lo persiguió y lo detuvo— siempre tratas de ser un casamentero cuando no tienes nada que hacer. Pero ¿por qué te vuelves tan indiferente cuando se trata del Emperador? Cuando el anterior Emperador falleció, nos confió Su Majestad a ti y a mí. Ahora que Su Majestad tiene poco más de treinta años y no tiene hijos ni concubinas, ¿no estás ansioso?

 

—Viejo Tao.

 

—¿Eh? —Tao Rende estaba confundido.

 

—No busques más, es inútil —Liu Dajiong le dio unas palmaditas en las manos— a Su Majestad no le gustan esas doncellas.

 

—Ni siquiera los ha visto todavía, ¿cómo sabes que no le gustan? —Tao Rende lo arrastró hasta la mesa— esta vez es diferente. Desde damas de familias adineradas hasta hermosas doncellas de familias comunes, desde el noreste hasta el sur del Jiangnan, estas son las bellezas famosas de todo el país, e incluso las pinturas de jóvenes de sectas Jianghu también están aquí. A Su Majestad le gustan los que empuñan espadas y arcos, ¡tal vez estas dos puedan hacerlo!

 

—Mientras seas feliz.

 

Tao Rende: “…”

 

Liu Dajiong dijo de repente:

—La Mansión del Suroeste adoptó a un niño pequeño hace unos años. ¿No lo sabías?

 

—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —Tao Rende estaba desconcertado— mientras la Mansión del Suroeste no planee una rebelión, incluso si adoptan a mil ochocientos niños, está bien. ¿Por qué sacas esto a colación?

 

—Nada, acabo de escuchar que el niño es bastante bueno —Liu Dajiong regresó con las manos metidas en las mangas y dijo con calma— continúa mirando las pinturas. Voy a comer estofado solo.

 

Tao Rende frunció el ceño detrás de él.

«¿Un niño pequeño es adoptado por la Mansión del Suroeste?»

 

***

 

Chu Yuan se puso en cuclillas en el bote, sosteniendo un puñado de camarones secos, y se los dio de comer a la tortuga gigante frente a él uno por uno.

 

—Es realmente bastante espiritual —Duan Baiyue dijo— ese día en la isla Tianzhiya, la vi irse y pensé que nunca la volvería a ver, pero no esperaba que regresara a buscarte.

 

—Es una pena que no pueda llevarla de regreso a Wang Cheng —Chu Yuan tocó el caparazón de tortuga con la mano— de lo contrario, solo por salvarte, la criaría por el resto de su vida.

 

Después de comer los camarones secos, la gran tortuga se hundió lentamente en el agua, pero no se alejó mucho. En los días siguientes, apareció y desapareció junto a la flota del ejército del Gran Chu, y de vez en cuando traía dos peces grandes a la cubierta, que eran especímenes raros y que no se podían pescar en otros momentos.

 

Lord Wen estaba muy feliz por esto.

 

Maoqiu* se puso en cuclillas sobre el lomo de la gran tortuga, flotando en el mar, muy feliz, extendiendo sus alas y cantando felizmente. El gran fénix giró lentamente en el cielo, mirando ocasionalmente a su hermano para evitar que cayera al mar, con una mirada fría en los ojos, como si estuviera mirando a una persona con retraso mental.

(n/t: Maoqiu es el nombre del pequeño fénix)

Maoqiu se dio la vuelta y apuntó con el trasero a su hermano.

 

El fénix más viejo dio un breve grito, se abalanzó sobre él y lo pateó con una garra. El otro fénix extendió sus alas, atrapó a su hermano menor y se precipitó en el aire con el viento soplando.

 

Maoqiu estaba tan asustado que sus plumas estaban desordenadas: “¡Chirrp!”

 

Los soldados del Gran Chu observaron esta escena desde lejos, sonriendo ampliamente y sintiéndose muy animados: «con tantos presagios auspiciosos y bestias míticas, sería difícil no ganar.»

 

El guardia oscuro se apoyó en la barandilla y se presentó felizmente:

—Ese es mi joven maestro de palacio*.

(*se refiere al pequeño fénix, lo consideran hijo de Qin Shaoyu y Shen Qianling)

 

Miaoxin tenía los ojos ligeramente cerrados, sosteniendo una cadena de cuentas de oración en sus manos, como si no escuchara lo que decían las personas a su alrededor.

 

«Qué frío es…» El guardia oscuro suspiró, «afortunadamente estamos tan entusiasmados, de lo contrario no podríamos tener una conversación agradable»

 

En otra mañana con el sol poniente, acompañado por el sonido de las trompetas resonando en el cielo, el ejército del Gran Chu acampó y los buques de guerra se alinearon de manera ordenada y abandonaron la costa, con las velas elevadas y las banderas ondeando, en dirección a la isla Xingzhou.

 

—Es la última batalla —Duan Baiyue tomó la mano de Chu Yuan y se paró en un lugar alto mirando a lo lejos— Definitivamente ganaremos.

 

Chu Yuan sonrió.

—Mn

 

***

 

En la interminable isla negra, un grupo de hombres vestidos de negro estaban de pie en círculo, con expresiones solemnes, con la cabeza baja y murmurando para sí mismos, como si estuvieran realizando una misteriosa y antigua brujería.

 

Hei Ya estaba acostado boca arriba en una cama de piedra. Chu Xiang sacó una caja de brocado y la abrió para revelar un objeto delicado, que era la linterna de cristal por la que había engañado a Li Que.

 

Después de un crujido nítido, una cuenta rodó y parecía haber algo vivo moviéndose en su interior. Chu Xiang la recogió, se la puso en los labios de Hei Ya y dijo con frialdad:

—Cómelo.

 

Hei Ya parecía un poco indeciso.

 

—Esta es nuestra única oportunidad… o tu única oportunidad —le recordó Chu Xiang.

 

Al final, Hei Ya se decidió, abrió la boca y se tragó la cuenta. En un momento, sintió como si una llama estuviera ardiendo en su corazón, y que miles de insectos venenosos estuvieran royendo su brazo cercenado. Su cara se puso roja y le picaba insoportablemente. Sintió que sus órganos internos estaban retorcidos. Sus manos casi aplastaron la cama de piedra debajo de él, pero no alivió el dolor en absoluto. Finalmente, rugió hacia el cielo, cerró los ojos y murió.

 

Los hechiceros que estaban alrededor se sorprendieron cuando vieron esto, y se miraron entre sí, pero no se atrevieron a preguntar. Chu Xiang dio un paso adelante para verificar el pulso de Hei Ya, con una sonrisa siniestra en los labios, y lo llevó a la habitación oscura.

 

Se tarda unos diez días en viajar del Reino Feimian hasta la isla Xingzhou. Se encontraron con un archipiélago en el camino. Quizás porque escucharon las noticias de las grandes victorias del ejército del Gran Chu en el camino, sintieron que no perderían esta batalla final. Por lo tanto, los residentes de las islas estaban mucho más entusiasmados que aquellos países por los que pasaron antes. Ya no cerraron las fronteras e incluso dejaron que el ejército del Gran Chu descansara en el puerto por una noche y comiera algunas comidas calientes y verduras frescas antes de irse.

 

—Reino Lijing —Chu Yuan se paró en la cubierta, observando al ejército ocupado anclando en el puerto uno por uno, y dijo— la última vez que vine aquí, todavía lo recuerdo vívidamente. No esperaba que hubieran pasado tantos años en un abrir y cerrar de ojos.

 

—No lo hagas. Espero que lo olvides —Duan Baiyue sostuvo su cabeza con ambas manos— no dejes que se quede en tu mente para siempre.

 

—¿Eh? —Chu Yuan sonrió y apartó sus manos— no importa. Todo está en el pasado.

 

Duan Baiyue también sonrió.

—¿Quieres bajar y echar un vistazo? Mira, el puesto de sopa de fideos de arroz todavía está allí. No te acompañé a comer allí la última vez, así que no es demasiado tarde para compensarlo esta vez.

 

Chu Yuan asintió y se bajó del barco con él.

 

—Su Majestad, Su Alteza Duan —ya había muchos soldados comiendo en el puesto. Chu Yuan levantó la mano para indicarles a todos que no fueran educados. Le pidió al dueño del puesto que cocinara dos tazones de fideos y comió lentamente en una mesa separada no muy lejos.

 

—Pensé que este Reino Lijing podría verse algo afectado debido a que está cerca de Xingzhou —Duan Baiyue dijo— no esperaba que se viera bastante estable.

 

—La gente de Xingzhou es dura y la mayoría de ellos son tercos. Chu Xiang no se atreverá a provocarlos —Chu Yuan dijo— o incluso si lo hace, no valdrá la pena la pérdida. Conseguir que un grupo de personas desobedientes luchen no es rentable.

 

—Entonces, ¿por qué no los mató? —Ye Jin se inclinó y preguntó.

 

Duan Baiyue preguntó:

—¿Por qué querría matar?

 

Ye Jin simplemente arrastró un taburete y se sentó:

—Xiaoxiao'er dijo antes que se necesitó mucho esfuerzo para transportar los cadáveres de las Llanuras Centrales a Xingzhou. Chu Xiang debe querer usarlos para obtener una gran ventaja. Ya que necesitan tanto los cadáveres, ¿por qué no mataron a la gente del Reino Lijing?

 

Después de escuchar la palabra “cadáveres” varias veces mientras comía, Chu Yuan perdió el apetito y volvió a poner la cuchara en el tazón.

 

Ye Jin: “…”

 

«Puedes comer primero y te preguntaré más tarde.»

 

—Cuéntame —Chu Yuan miró a Duan Baiyue.

 

—Hay más de una isla en Nanyang además del reino Lijing. Aunque no son grandes, todavía hay mucha gente viviendo en ellos. Esta vez, Gran Chu y el Reino Feimian están en guerra entre sí, pero casi todos los países insulares optaron por permanecer neutrales —Duan Baiyue dijo— pero si Chu Xiang matara a la gente del Reino Lijing en este momento, la noticia se extendería a las otras islas y todos estarían en peligro. ¿Crees que estarían dispuestos a esperar la muerte y ser masacrados por Chu Xiang en cualquier momento, o se unirían al ejército del Gran Chu y se levantarían para resistir?

 

Chu Yuan sonrió:

—Correcto.

 

—Vamos —Duan Baiyue tomó su mano y se puso de pie— te llevaré a buscar algo más para comer.

 

Ye Jin los vio irse a los dos, luego se sentó junto a Shen Qianfeng enojado:

—¿También pensaste en eso?

 

Shen Qianfeng asintió y mezcló los ingredientes en el tazón para él.

 

—Entonces, ¿por qué no me lo dijiste antes? —Ye Jin estaba enojado.

«¿Por qué todo el mundo lo sabía? Me hizo parecer tan estúpido.»

 

—No me lo preguntaste —Shen Qianfeng se rio— además, todos tienen sus propias fortalezas. Si lo sabes todo, sería genial. Pero ahora también eres bastante bueno así.

 

Ye Jin hizo una mueca y bajó la cabeza para seguir comiendo.

 

Chu Yuan no tenía apetito, por lo que Duan Baiyue le compró una brocheta de pescado a la parrilla y carne frita, los cubrió con chile en polvo y los llevó a la playa, donde se sentaron en las rocas de arrecife y vieron la puesta de sol.

 

Nan Moxie miró las espaldas de las dos personas y suspiró, «qué combinación perfecta hecha en el cielo. Es una pena que no haya un pintor en la armada del Gran Chu, de lo contrario, definitivamente habría pintado esta hermosa escena y luego la habría puesto en las invitaciones de la boda y la habría enviado a todo el mundo.

 

—¿Por qué no he visto al maestro Miaoxin estos dos días? —preguntó Sikong Rui.

 

—Está hablando de budismo con los jóvenes guerreros del Palacio Perseguidor de las Sombras —Nan Moxie respondió.

 

Sikong Rui se sorprendió:

—¿Puede la gente del Palacio Perseguidor de las Sombras entender eso?

 

—Puede que no lo entiendan, pero aún pueden discutirlo juntos, incluso si no lo hacen —Wen Liunian dijo— cuando estaba en el Palacio Perseguidor de las Sombras, también jugué partidas de ajedrez con los jóvenes guerreros.

 

—¿Cuál fue el resultado? —preguntó Sikong Rui.

«¿Cómo pueden hablar de esto si ni siquiera lo entienden?»

 

—Al final, todos comenzaron a hablar sobre cuál es el estofado más delicioso —respondió Wen Liunian.

«Eso es bastante bueno, muy delicioso.»

 

Sikong Rui: “…”

 

Los guardianes oscuros se sentaron a ambos lados de Miaoxin, uno a la izquierda y otro a la derecha, disfrutando juntos del viento, sintiéndose relajados y felices, y llenos de afecto.

 

Después de terminar la última brocheta de barbacoa, Chu Yuan saltó del arrecife y estaba a punto de regresar a su camarote, pero Duan Baiyue extendió la mano y lo agarró.

 

—¿Qué pasa? —preguntó Chu Yuan.

 

—Hay algo en el mar —Duan Baiyue dijo— quédate aquí y no te muevas. Iré a echar un vistazo.

 

—¡No, no puedes! —Chu Yuan frunció el ceño— ¿cómo puedes ir si no sabes lo que es?

 

Con las olas, se podía ver vagamente algo que se balanceaba hacia arriba y hacia abajo, algo que parecía una figura humana. Un equipo de oficiales y soldados se acercó con una gran red, la atrapó y la arrastró hasta la orilla. Descubrieron que era un cadáver.

 

—Iré a verlo —Duan Baiyue le dio unas palmaditas y se acercó. Ye Jin ya se había puesto en cuclillas frente a él para verlo, frunciendo el ceño y diciendo— no parece un cadáver ordinario.

 

A pesar de que los oficiales y soldados alrededor habían experimentado la vida y la muerte, tenían ganas de vomitar en este momento. Sin mencionar el hedor abrumador, solo la apariencia del cuerpo que había estado sumergido en el agua durante muchos días era abrumadora. El hecho de que Lord Ye pudiera acercarse tanto para echar un vistazo más de cerca muestra que no es una persona común.

 

—¿Qué pasa? —Duan Baiyue se puso en cuclillas a su lado.

 

—Si murió ahogado, no debería verse así —Ye Jin dijo— además, a juzgar por la forma de los huesos expuestos, debería ser de las Llanuras Centrales, no de Nanyang.

 

—¿Es uno de esos cadáveres? —Duan Baiyue adivinó.

 

Ye Jin asintió, miró hacia el mar y dijo:

—Probablemente se desvió desde Xingzhou.

 

Un soldado trajo un rollo de tela y trasladó el cuerpo a una casa vacía en la playa que estaba muy ventilada. Ye Jin tomó los guantes y se los puso. No le pidió a otros que lo siguieran, solo le pidió a Zhang Mingrui que lo acompañara. Duan Baiyue dijo:

—Este pequeño médico tiene suerte.

 

Tan pronto como terminó de hablar, Zhang Mingrui sacó la cabeza por la ventana y vomitó violentamente.

 

—pffff jajaja —Duan Baiyue soltó una carcajada.

 

Chu Yuan no quería hablar con él sobre esto, así que se dio la vuelta y preguntó:

—¿Habrá más cadáveres?

 

—No —Duan Baiyue negó con la cabeza.

 

Chu Yuan no se dio la vuelta:

—¿Por qué?

 

—Tonto —Duan Baiyue le dio unas palmaditas en la cara— este es el Reino Lijing. Saldremos mañana. Incluso si Chu Xiang mata a todos en la isla, ¿qué puede hacer? Este cadáver podría haber sido creado para ser utilizado para lidiar con el ejército del Gran Chu, pero definitivamente no se suponía que apareciera aquí, sino cuando los dos ejércitos se enfrentan. ¿Lo entiendes?

 

Chu Yuan: “…”

 

“Oh.”

 

—¿Estás mareado? —Duan Baiyue negó con la cabeza— te dije que durmieras un poco más estos últimos días, pero solías levantarte tan pronto como sale el sol todos los días. Debes estar cansado.

 

Chu Yuan tomó su mano:

—Yo…

 

—¿Te sientes incómodo de nuevo? —Duan Baiyue dijo impotente— ya te dije que no iré a ninguna parte esta vez. Solo me quedaré contigo. ¿Por qué sigues tan nervioso?

 

Chu Yuan lo miró por un momento, pero no sabía qué decir, así que se dio la vuelta y caminó lentamente de regreso.

 

—¿Qué pasa? —Duan Baiyue lo persiguió.

 

—Supongo que no soy un buen Emperador —Chu Yuan estaba un poco frustrado y dijo impotente— en una batalla tan crucial, en lo que pienso no es en ganar o perder la batalla, en cambio, mi mente está llena de ti.

 

Duan Baiyue: “…”

—¡Pfff!

 

Chu Yuan lo pateó:

—Todavía te atreves a reírte.

 

—Es correcto que me tengas en tu corazón —Duan Baiyue dijo— fui herido con más frecuencia en las batallas anteriores, pero esta vez no me lesionaré. Definitivamente me protegeré bien y esperaré para llevarte de regreso al Suroeste para casarnos, ¿de acuerdo?

 

Chu Yuan asintió:

—Está bien.

 

—Entonces, ¿te llevo de vuelta a descansar? —preguntó Duan Baiyue.

 

Chu Yuan miró hacia atrás a la casa en ruinas.

 

Zhang Mingrui todavía estaba vomitando.

 

—…

 

—Vamos —Duan Baiyue tomó su mano— regresemos.