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Todo su cuerpo está cubierto de plumas.
Las
enormes olas del mar se elevaban hacia el arriba y estaban conectadas con las
nubes negras del cielo, como si quisieran tragarlo todo. El corazón de Chu Yuan
estaba en su garganta y otro trueno estalló, explotando en el cielo sobre la
formación de niebla. Wen Liunian apretó los puños en secreto, se dio la vuelta
y quiso subir a buscar a Chu Yuan, pero vio a Ye Jin corriendo a toda prisa.
—Lord
Ye —dijo rápidamente Wen Liunian— ¿el Emperador Chu me ha convocado?
—Su
Majestad no ha dicho nada —dijo Ye Jin— es solo que yo quiero preguntarle, si
la tormenta es tan aterradora ¿se necesita enviar tropas para el rescate?
—La
formación aún no se ha roto, por eso surgen olas tan turbulentas —Wen Liunian
se dio la vuelta y echó otro vistazo— la niebla aún no se ha despejado y puede
ser peligroso para el ejército entrar.
—Pero…
—Ye Jin dejó de hablar y se tragó las palabras. Esta tormenta tan devastadora
hizo que incluso los soldados en el barco se sintieran muy asustados, sin
mencionar a las dos personas en la isla, que probablemente han sido rodeadas
por los truenos y relámpagos.
Wen
Liunian quería decir algunas palabras de consuelo, pero una luz roja brilló
detrás de él en un instante, iluminando el cielo. Hubo un fuerte ruido en lo
profundo del suelo y una corriente de aire salió rugiendo, arrastrando agua de
mar y arena durante mucho tiempo y luego se estrelló contra el fondo del mar
como una fuerte lluvia.
Todo
sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Cuando todos reaccionaron, los
alrededores se habían calmado. Sólo un humo espeso se elevaba de la niebla,
trayendo consigo un olor al acre de la pólvora.
Las
rodillas de Wen Liunian se suavizaron y casi se sentó en el suelo.
—¡Hombres!
—Chu Yuan bajó de la torre de vigilancia— ¡Asignen a tres mil soldados para ir
conmigo a la batalla!
—Deja
que Qianfeng vaya por ti —Ye Jin lo detuvo.
—Iré
en persona —dijo Chu Yuan— Qianfeng y el general Xue se quedarán aquí y
vigilarán a Yao’er. Lord Wen no se le permite bajar del barco. Todo debe
ajustarse en consecuencia.
Wen
Liunian inclinó la cabeza y dijo:
—Obedezco
la orden de Su Majestad.
Ye
Jin sabía que no podía detenerlo, así que suspiró en su corazón, dio algunas
instrucciones y lo siguió con la caja de medicinas en la mano.
En
este momento, la tormenta en el mar se detuvo, las nubes que parecían haber
sido sacadas de la tinta se dispersaron y el cielo gradualmente volvió a un
azul claro. Solo el olor a azufre en el aire que no pudo disiparse durante
mucho tiempo y la ropa de todos mojadas por las olas, les recordó la impactante
escena que sacudió la tierra.
Las
enormes olas se detuvieron, la entrada de la formación se rompió y los
monstruos en las rocas desaparecieron sin dejar rastro. La tropa del Gran Chu
se abrió paso sin problemas. Había un barco boca abajo sobre un banco de arena.
Era el barco conducido por Duan Baiyue y Zhao Yue, que estaba roto y con fondo hecho
añicos.
—Hay
arrecifes y bajíos por delante. Abandonar el barco sería más propicio para la
acción en su lugar. Además, esto es lo que esperaba el Lord Wen —dijo Ye Jin— no
hay necesidad de preocuparse.
Chu
Yuan asintió, ordenó a los soldados que estuvieran más atentos y siguió en alineación
para guiar los barcos a través de las grietas de las rocas. Cuanto más se adentraban,
más turbia se volvía el agua. Muchas de las superficies de agua estaban
bloqueadas por piedras y barro, lo que hacía casi imposible moverse un
centímetro.
Chu
Yuan simplemente saltó del bote y caminó por el suelo expuesto para buscarlo.
En
un espacio abierto, Zhao Yue estaba vendando la herida de Duan Baiyue. Aunque
parecía chorrear sangre, pudo determinar que no era grave después de tomarle el
pulso.
—Gracias
—Duan Baiyue tenía un poco de sudor frío en la frente.
Zhao
Yue suspiró.
—Su
Alteza se arriesgó para romper la formación solo. Debería ser yo quien le dé
las gracias.
Duan
Baiyue forzó una sonrisa.
—No
es necesario que dos personas hagan algo que puede hacer una sola.
Afortunadamente, aparte de estas lesiones en la piel, estoy bien. La formación
se ha roto, así que no fue en vano. Solo esperemos que alguien nos lleve de
regreso.
—Me
temo que el Emperador Chu vendrá en persona.
—…
Duan
Baiyue miró la sangre por todo su cuerpo y guardó silencio.
—¿Qué
tal si voy a por un poco de agua y le limpio el rostro a Su Alteza? — Zhao Yue
sugirió.
—Bien
—dijo Duan Baiyue.
Aunque
todo alrededor era agua de mar turbia, no quedaba otra opción, era mejor que
tener la cara llena de sangre. Zhao Yue se arrancó un trozo de su túnica, la escurrió
en el mar y la sacudió durante mucho tiempo para quitarle restos de arena y
barro.
—¡Hiss!…
—jadeó Duan Baiyue.
Había
muchos cortes pequeños en su rostro. Zhao Yue los evitó con cuidado y le restregó
con rudeza. Luego miró la cara pintada de barro con sangre y lo consoló:
—…
Mucho mejor.
Duan
Baiyue lo miró fijamente
—Con
el debido respeto, su expresión en este momento no parece creíble.
Zhao
Yue se congeló y tuvo que volver a decir:
—Si
el Emperador Chu lo ve, solo le dolerá el corazón.
«No
deberías ser enviado al palacio frío por esto, por lo que no hay que
preocuparse demasiado.»
Duan
Baiyue suspiró para sus adentros y rogó que Ye Jin no permita que Chu Yuan baje
del barco, para darle tiempo de cambiarse de ropa y lavarse la cara.
Hubo
gritos en la distancia, eran los refuerzos del Gran Chu. Zhao Yue se puso de
pie y saludó, diciendo en voz alta:
—¡POR
AQUÍ!
—¿Quién
dirige las tropas? —Duan Baiyue preguntó.
—El
Emperador Chu —Zhao Yue respondió.
Duan
Baiyue se llevó la mano a la frente.
Chu
Yuan corrió por el agua fangosa y Ye Jin lo siguió de cerca, llevando la caja
de medicamentos. Al ver a Duan Baiyue apoyado debajo de una roca cubierta de
sangre desde la distancia, se asustó y corrió lo más rápido que pudo.
—¿Cómo
estás? —Chu Yuan se abalanzó a su lado asustado, sosteniendo su fría mano
derecha y su voz temblando imperceptiblemente.
Duan
Baiyue sonrió y dijo:
—Es
solo una herida superficial, solo parece un poco aterradora. ¿Por qué corriste
hasta aquí tú solo?
—¡XIAO
JIN! —Chu Yuan se levantó y se apartó antes de que pudiera decir algo más.
Ye
Jin abrió la caja de medicamentos y revisó la herida de Duan Baiyue. Suspiró aliviado
y su rostro se suavizó para decir:
—No
es nada grave, es solo que tal vez se quede calvo en el futuro. No tiene más
remedio que aceptar este hecho.
—¡¿Eh?!
—Zhao Yue se sorprendió.
—¡Pfff!
—Duan Baiyue soltó una carcajada.
Chu
Yuan extendió la mano y le pellizcó el brazo.
Duan
Baiyue arrugó las cejas y la nariz de dolor y murmuró con agravio:
—¿Cómo
puedes pellizcar a un herido?
—Ajustaré
cuentas contigo después de que te hayas recuperado —Chu Yuan retiró la mano y
el corazón que había estado colgando de su garganta finalmente cayó hacia
atrás. Conocía el temperamento de Ye Jin. Si Duan Baiyue realmente tuviera algo
malo, definitivamente no diría tonterías durante la consulta. Y como todavía
estaba de humor para hablar sobre la calvicie, significa que en realidad era solo
una lesión superficial.
Ye
Jin comenzó a vendar la herida.
Duan
Baiyue elogió.
—El
Médico Divino Ye es realmente la reencarnación de Hua Tuo [1].
—¿Por
qué estás temblando? —le preguntó Ye Jin.
La
expresión de Duan Baiyue era muy difícil de describir.
—Si
hubieras vendado la herida con suavidad, habrías sido Hua Tuo.
—¡Hmph!
Chu
Yuan no sabía si reír o llorar cuando escuchó esto, así que los dejó estar. Se
volvió hacia Zhao Yue y le dijo:
—Tengo
que dar las gracias al gran jefe Zhao por su ayuda.
Zhao
Yue negó con la cabeza:
—Su
Majestad está exagerando, es solo una parte de mi trabajo. Además, al momento
de romper la formación, Su Alteza Duan se fue solo y yo no hice nada más.
—Gran
jefe Zhao, regrese primero —dijo Chu Yuan— Lord Wen quiere venir, pero no se lo
tengo permitido. Me temo que lo está esperando ansiosamente.
Después
de que Zhao Yue le agradeciera, se dio la vuelta y regresó al buque de guerra.
Ye
Jin también consiguió una camilla y ordenó a los solados que llevaran a Duan
Baiyue de regreso.
—¡Hermano!
—Duan Yao no podía esperar más, así que remó para encontrarlo. Cuando vio a su
querido hermano, que estaba ensangrentado y envuelto como una bola de masa de
arroz, medio muerto en una camilla, de repente estalló en lágrimas.
A
Duan Baiyue le dolía la cabeza:
—Aún
no estoy muerto.
Chu
Yuan frunció el ceño de repente cuando escuchó esto.
Duan
Baiyue:
—…
Duan
Yao saltó al bote y palpó los músculos y huesos de su hermano de arriba a abajo
para asegurarse de que no pasaba nada, luego se sacó un pañuelo de las mangas y
se sopló la nariz.
Chu
Yuan le dio una palmada en el hombro y dijo:
—No
es nada. Justo ahora me preocupaba que hubiera algún mecanismo oculto, así que
le pedí a Qianfeng que te vigilara. ¿No estás enojado?
Duan
Yao sacudió la cabeza e hipó.
Chu
Yuan pidió un pañuelo limpio y le secó la cara con cuidado. Duan Baiyue apretó
los dientes al ver esta escena.
«¡Pequeño
demonio!»
—¡AH!
—Gritó de repente Duan Yao, sorprendiendo al resto de la gente en el barco.
—¿Qué
pasa? —preguntó Chu Yuan.
También
hubo una conmoción afuera y todos miraban en la misma dirección. Vieron un
ejército de hombres flotando en el aire no muy lejos, vestidos de manera
extraña, con túnicas y máscaras negras, de pie indescriptiblemente taciturnos. El
hombre a la cabeza llevaba una capa negra que parecía tejida con las plumas de
algún tipo de pájaro. Sostenía un cetro y al parecer le decía algo a la
multitud.
—Debe
ser un espejismo —dijo Ye Jin.
Chu
Yuan asintió.
—Si
no me equivoco, el líder es Hei Ya, el señor del Reino Feimian.
Ye
Jin lo miró por un momento, hasta que la sombra se desvaneció, y luego dijo
—Está
lleno de plumas.
—…
—Hei
Ya*, es digno de su nombre. —resopló Ye Jin.
(nt: Hei Ya = cuervo negro)
Duan
Baiyue se incorporó e intentó sentarse, pero fue reprimido por un par de manos
al mismo tiempo, que lo empujaron hacia debajo de nuevo.
—…
Chu
Yuan y Duan Yao miraron a Ye Jin con cierta sorpresa.
Ye
Jin dijo con frialdad:
—¿Qué
quieres mirar?
Duan
Yao tosió dos veces y cambió de tema.
—El
espejismo duró mucho tiempo. Creo que todas las tropas del Gran Chu deberían
haberlo visto.
—Es
normal que lo vean —Ye Jin chasqueó la lengua— luce extraño. Puedo observar a
simple vista que tiene alguna enfermedad en el riñón y con ese montón plumas,
parece que está listo para cantar en un teatro y no para una guerra, ¡hmph!
—¡Así
es! —repitió Duan Yao.
—Se
dice que Hei Ya es bueno en hechicería —Chu Yuan frunció el ceño y dijo— no lo
tomes a la ligera.
—Lo
que esos hechiceros no saben es que, en la Mansión del Suroeste somos hábiles
con los gu —Duan Baiyue tosió y dijo— no tengas miedo.
—Entonces
deberías mejorar pronto —Chu Yuan se puso en cuclillas a su lado y le acarició la
mejilla con el pulgar— aunque son solo tienes lesiones superficiales, has
perdido mucha sangre y debes cuidarte bien por un tiempo después de que
regreses a la batalla.
—Está
bien — Duan Baiyue asintió.
Mirando
a los ojos de los dos, uno preocupado y el otro afectuoso, incluso si no se
estaban besando en este momento, era hora de tomarse de la mano y decir algunas
palabras de amor, por lo que Duan Yao sacó a la fuerza a Ye Jin y se lo llevó
lejos con mucho esfuerzo.
Lord
Ye:
—…
En
el campamento del ejército del Gran Chu, Wen Liunian escuchó el relato de Zhao
Yue sobre lo que sucedió en la isla y también descubrió que el Rey del Suroeste
estaba herido, por lo que siguió llorando y agachándose en un rincón mirando
aturdido al Lobo de Armadura Roja.
—¿Qué
te pasa? —Zhao Yue le acarició el cuello.
—El
Rey Duan está herido —dijo Wen Liunian— si hubiera estudiado la formación más a
fondo, podría haber sido capaz de traer a todos de vuelta sanos y salvos.
—El
Rey Duan solo tuvo una herida superficial, eso no es nada para un artista
marcial.
—Pero
como sea, también es una herida —Wen Liunian frunció el ceño y dijo— creo que voy
a sentirme culpable por un tiempo.
Zhao
Yue no sabía si reír o llorar.
—Yo
también acabo de regresar, ¿no te preocupas por mí?
Wen
Liunian se acercó a él, apoyó la cabeza en su hombro y adoptando una posición
más cómoda.
Cuando
otros soldados pasaron y los vieron, todos se sintieron desconcertados sobre lo
que estaban haciendo el Lord Wen y el gran jefe Zhao.
Glosario:
1.
Hua Tuo (c.
140-208), también conocido como
Yuanhua, fue un destacado médico chino durante los últimos años de la dinastía
Han oriental. Su fama radica en ser el primer médico chino que utilizó
anestesia durante intervenciones quirúrgicas. Según los registros históricos,
Hua Tuo realizó tres cirugías y dos procedimientos ginecológicos sin causar
dolor a sus pacientes.


