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El hermano menor de Jing Liu Tian, llamado Jing
Liu Hui, no se había hecho mucho nombre en el Jianghu, y la mayoría de los
forasteros lo consideraban sólo un hijo rico de una familia noble. Al recordarlo,
las personas en el mejor de los casos suspiraban y decían que tuvo mucha suerte
en la vida: haber nacido como el hijo menor de la Torre Fei Luan y no conocer
la necesidad de comida ni bebida en toda su vida. Le bastaba con holgazanear y
desperdiciar el dinero, por lo que era razonable que no quisiera hacer nada.
Era imposible mirar el mar ilimitado. Duan Bai
Yue estaba de pie en la cubierta, observando la niebla blanca en la distancia.
"Hermano", Duan Yao estaba a su lado.
"El viento se está volviendo más fuerte, regresa."
"Hemos estado navegando durante tres días.
¿Estás acostumbrado?” Preguntó Duan Bai Yue.
"Mn", asintió Duan Yao. "Está bastante
bien, el viaje amplía tus horizontes y pasan muchos barcos mercantes.”
"Antes de irnos, la tía Jin estaba preocupada
por si te mareabas, pero es bueno que estés bien", dijo Duan Bai Yue.
"Ahora el mar parece animado, pero más tarde, cuando crucemos la frontera oceánica,
habrá silencio por todas partes y también pueden encontrarse piratas.”
"Al menos no será aburrido con los
piratas", Duan Yao estiró la muñeca y agregó majestuosamente:
"¡Considera que estamos luchando contra el mal en nombre del pueblo!"
En ese momento, realmente parecía heroico.
Duan Bai Yue le dio unas palmaditas en el
hombro y dijo con una sonrisa: “Xiao Wu se ha ido al Palacio Perseguidor de
Sombras y viendo esto, aparentemente tú tampoco querrás quedarte en la Mansión
del Suroeste."
"¿Quién ha dicho eso? No iré a Jianghu.”
Duan Yao hizo una mueca despectiva y le tomó del brazo: “¡Dondequiera que estén
el hermano mayor y shifu, estaré allí!”
La comisura de la boca de Duan Bai Yue se levantó:
“Como quieras.”
“¿Cuánto tiempo se tarda en llegar al Reino de
Bai Xiang?” Preguntó Duan Yao.
Duan Bai Yue dijo: “Dos meses, pero no hay
necesidad de apresurarse. En el camino, nos encontraremos con muchas islas
pequeñas para aprovisionarnos y cada una con sus propias atracciones. Por
ejemplo, en diez días debemos llegar a la isla Hongluo, que es famosa por la
pesca de mariscos con carne tierna y grasosa. También puedes probar el pescado amarillo
de la isla Shazi y las conchas marinas del arrecife Neiye, que no puedes
comprar en tierra firme ni siquiera por plata.”
Duan Yao se atragantó con su saliva. Este viaje
le dio una esperanza ilimitada.
Al menos la comida era deliciosa.
La flotilla no llevaba la insignia de la Mansión
del Suroeste, pero colgaba las banderas azules de los barcos mercantes del Gran
Chu. Como muchas flotas mercantes del Gran Chu han disfrutado viajando a
Nanyang para buscar oro en los últimos años, por lo que, los comerciantes con
los que se encontraron se mostraron muy amigables. Incluso se quedaron en
cubierta, gritando alguna que otra palabra desde lo lejos e intercambiando noticias
sobre la situación actual del mercado.
Un paquete de mandarinas fue arrojado desde
lejos, Duan Yao lo sostuvo firmemente en sus brazos, agitando vigorosamente la
mano en señal de agradecimiento.
El hombre mayor de enfrente exclamó: "¿Este
joven caballero está casado?"
Duan Yao gritó aún más fuerte con una expresión
de alegría violenta: “¡Está hecho!”
Una sonrisa se congeló en el rostro del hombre
mayor, con el arrepentimiento escrito en sus ojos por la pérdida.
Duan Bai Yue se rio: "¿Por qué no dijiste
que estabas casado antes de aceptarle las mandarinas?"
Duan Yao le entregó una mandarina amarilla y brillante:
"No soy estúpido.”
Duan Bai Yue dijo: " Vuelve a tu camarote
si ya has tenido suficiente, es hora de que el viento y las olas se levanten
[1]."
Duan Yao guardó las mandarinas en una bolsa de
tela y fue a los camarotes para regalarlas. Estaba extremadamente satisfecho
consigo mismo.
El joven príncipe de la Mansión del Suroeste era
alto y de rasgos apuestos. Tenía una figura heroica cuando se paró en la
cubierta con su cuchillo colgando en el cinturón y la gente de los barcos que
pasaban no podía apartar los ojos de él. ¡Y cómo sonreía! Entrecerrando los
ojos ligeramente, con una sonrisa melosa dibujado en los labios, enamorando absolutamente
a todos. Es por eso por lo que, constantemente le arrojaban comida, piedras
preciosas, chales bordados por sus hijas, y una vez un jefe mercante, que tenía
tal influencia que podía mover montañas, le arrojó una canasta repleta de
pescado amarillo de la isla Shazi. Todos en el barco tardaron dos días en
terminarlo.
Duan Bai Yue parecía muy complacido: "Fue
la decisión correcta traerte conmigo.”
Duan Yao se sentó en la cubierta y, satisfecho
con la vida, admiró las estrellas.
Ha pasado más de un mes desde que se hicieron a
la mar, y en lugar de aburrirse, cada vez resultó más interesante. Por la
noche, cuando todos se iban a la cama, incluso se podía escuchar el vago canto
de las sirenas, que llenaban el alma de felicidad. Parecía aún más tranquilo
aquí que en tierra firme.
Duan Yao pensó para sí mismo: ‘Es posible
quedarse más tiempo en un viaje así, al menos dos o tres meses.’
Pero, como dice el refrán, cualquier cosa
que llegue al límite inevitablemente retrocede [2].
Después de varias decenas de días de vida
satisfactoria y despreocupada, una noche Duan Yao ya estaba en su décimo sueño,
cuando de repente sintió que su cama temblaba violentamente. Si su reacción no
hubiera sido lo suficientemente rápida, ciertamente habría caído al suelo.
Hubo un ruido en el exterior. Duan Yao se
vistió y salió corriendo apresuradamente. Duan Bai Yue ya estaba parado en la
cubierta, y el mar en frente estaba brillantemente iluminado. Un gran barco
bloqueó el estrecho, aparentemente con la intención de interceptarlos.
‘No es posible. ¿Realmente existen los piratas?’ Duan Yao estaba extrañamente emocionado.
Después de todo, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que peleó. Fue una
rara oportunidad, ¡Estos idiotas llamaron a su puerta!
Duan Bai Yue contuvo una sonrisa: "Ya que
estás aquí, ¿por qué sigues escondido?"
Duan Yao se sorprendió al escuchar tal
reprimenda. ‘¿Es alguien que conoce?’
"¡¿Quién se esconde de ti?!" Un joven
vestido con una túnica blanca se asomó fuera de los camarotes, parecía un poco
avergonzado y molesto.
Duan Bai Yue lo miró.
El joven quedó atónito, luego dio unos pasos más
hacia delante y estiró el cuello, mirando diligentemente: "¿Por qué llevas
una máscara?"
Duan Bai Yue dijo con calma: "Temo que te enamorarás
de mí a primera vista. Dando vueltas en la cama toda la noche, sin querer comer
y llorando hasta el amanecer.”
La comisura de la boca de Duan Yao se torció
nerviosamente. ‘Usted, al parecer, se separó, pero si El Emperador descubre
que le dijo algo así a alguien, supongo que se caerá el cielo.’
"¡Tú, de apellido Duan!" El joven vestido
de blanco se enfureció cada vez más. Pisó el casco del barco y voló hacia Duan
Bai Yue, extendiendo la mano en un intento de bloquearle la boca.
Duan Yao estaba asombrado. ¡Qué habilidad! ¡es
muy rápido!
Duan Bai Yue saltó a un lado y comentó con
disgusto: "Escuché que te has convertido en padre, entonces, ¿por qué
sigues siendo tan indolente?"
"¡¿Y qué tiene si me he convertido en
padre?! Incluso si me convirtiera en abuelo, ¡todavía te daría una paliza!”, el
joven exudaba energía desenfrenada. "¿Dónde está la carta? ¡¿Dónde la
escondiste?!”
"¿Carta? ¿qué carta?” La voz de Duan Bai Yue
expresó un grado extremo de desconcierto. Luego se aclaró la garganta y dijo en
voz alta, dirigiéndose al gran barco frente a él: "¿Es la carta de amor
que el hermano Sikong escribió a la señorita Nie Yu Qing en aquel entonces?”
El joven instantáneamente se agazapó en la
cubierta, cubriéndose la cabeza con las manos.
Duan Yao: “……”
‘Hay algo que no está bien.
Hubo silencio en el barco. Sólo entonces el
joven recordó que su esposa no había venido con él, sino que seguía en casa,
cuidando a su hijo. Inmediatamente volvió a su antigua arrogancia.
Duan Bai Yue dijo con una sonrisa: "Parece
que mi hermana menor no está aquí hoy.”
"Bueno, ¿qué estás haciendo en Nan Yang?"
Preguntó el joven de blanco.
Duan Bai Yue dijo: "Voy al Reino de Bai Xiang.”
"¿A Bai Xiang?" El joven dio un
suspiro de alivio. "¿Entonces no viniste aquí a buscarme?"
"No planeé eso", dijo Duan Bai Yue.
"Pero ya que estás aquí...”
"¡Adiós, hermano Duan!, ¡adiós!” El joven
se dio la vuelta y se alejó corriendo.
Detrás de él, Duan Bai Yue habló lenta y deliberadamente,
estirando las palabras: "Me enamoré de ti a primera vista, dando vueltas
en la cama toda la noche, sin querer comer y llorando hasta el amanecer…”
El joven se detuvo en seco, todo su rostro
expresaba dolor e indignación.
"Hazme un favor", dijo Duan Bai Yue.
El joven estaba agarrado a la barandilla, se
sentía abrumado. Si no fuera por el hecho de que ahora tenía una esposa y un
hijo, en realidad habría saltado.
‘Han pasado más de diez años desde que nos
conocimos, entonces, ¿por qué siempre he sido yo el que sale perdiendo?’
Duan Yao observó esta actuación desde el banquillo
durante mucho tiempo, y finalmente no pudo permanecer en silencio: "Hermano."
"¿Lo has olvidado?" Dijo Duan Bai Yue.
"Este hombre es el famoso Sikong Rui, conocido en Jianghu como el Erudito
de Blanco.”
"Oh", Duan Yao finalmente encontró
algunos recuerdos de la infancia en su memoria. "Así que este es el
hermano Sykong.”
Sikong Rui se volvió lentamente hacia él, con
los ojos en blanco.
Aunque Duan Yao no sabía lo que había sucedido,
de alguna manera inconscientemente sintió simpatía por él.
"Envié gente a robar la carta de la Torre del
Tesoro, y dijiste que no te avergonzabas de ello en absoluto", dijo Duan
Bai Yue.
Sikong Rui dijo enojado: "¡¿Todavía tienes
cara para mencionarlo?!" Después de tanto esfuerzo y gastos inimaginables,
descubrió que había robado una pila de Sutras Vajra escritos a mano y casi se
desangró hasta morir de ira en el acto.
El padre de Sikong Rui, el erudito de blanco,
era Sikong Xiong, que había pasado por Jianghu en sus años más jóvenes y estaba
en buenos términos con Duan Jing. A menudo llevaba a sus esposas e hijos con él
y se quedaba por un corto tiempo en la Mansión del Suroeste, por lo que,
naturalmente, Sikong Rui y Duan Bai Yue habían sido amigos desde la infancia.
Los dos comenzaron a luchar desde la edad de cinco años, y Duan Bai Yue casi
siempre ganaba todos los combates. No tanto porque fuera bueno en artes
marciales, sino porque el heredero de la Mansión del Suroeste sabía cómo usar
venenos. Siempre tenía un puñado de insectos gordos variados escondidos en sus
bolsillos. Una mordedura podía provocar parálisis de los brazos y las piernas
y, en casos graves, pérdida de conciencia. Enseñado por una amarga experiencia,
Sikong Rui pensó en usar un arma oculta para atacar después de sufrir varias
derrotas, pero Sikong Xiong lo golpeó hasta la muerte, y luego le obligó a recitar
en voz alta varios cientos de veces "los seguidores del verdadero
camino deben actuar abierta y honestamente". Se sentía completamente
miserable.
*** Aquí comienza un recuerdo***
El comienzo de su amistad fue aterrador de
recordar, y la continuación, por supuesto, no mejoró. Al crecer, Sikong Rui se
enamoró de Nie Yu Qing, a quien conoció en una convención de artes marciales.
Esta vez, Duan Bai Yue no interfirió con él, e incluso lo ayudó a escribir una
carta a la luz de la lámpara, mirando muchas colecciones de poesía y usándolas
como guía. Resultó muy apasionado y suave. Como resultado, Sikong Rui envió una
docena de cartas, pero todas parecían haber desaparecido en las profundidades
del mar. En respuesta, no sólo no recibió un pañuelo como señal de favor, sino
que ni siquiera recibió una mirada. En el fondo, Duan Bai Yue todavía
simpatizaba con él, pero Sikong Rui ya se frotaba las manos con entusiasmo y
decía que se había enamorado de otra chica.
"Sí, tienes el corazón de un lobo y los
pulmones de un perro [3]", Duan Bai Yue chasqueó la lengua y sacudió
la cabeza. "Afortunadamente, la señorita Nie no te tomó en serio, pero
esta nueva hermana se estima que es lo suficientemente rigurosa. ¿No quieres
unirte a un monasterio? ¿Tal vez cortar cuidadosamente?"
"¡Deja de decir tonterías! ¡¿Me ayudarás o
no?!", Dijo Sikong Rui.
Duan Bai Yue asintió, "Ayudaré".
Esta vez, la chica soñada de Sikong Rui se
llamaba Xiuxiu, y era la joven mayor de la Secta Tianwu. Muy dominante, no se
parecía en absoluto al gentil y bondadosa Nie Yu Qing. La diferencia entre
ellos se cernía claramente, como entre el cielo y la tierra. Duan Bai Yue pensó
que era sólo un romance de tres días, pero no esperaba que realmente él lo
tomara en serio y al año siguiente se casara. Más tarde, Sikong Xiong regresó a
su isla pesquera para pasar su vejez allí, y Sikong Rui le siguió hasta el mar
con su esposa. Al parecer, su destino iba bien, ya que no regresó a las llanuras
centrales durante tanto tiempo.
*** Fin de recuerdo***
Debido a las vastas extensiones del mar que los
separan, los contactos entre Duan Bai Yue y Sikong Rui disminuyeron
gradualmente, hasta el punto de que no llegó ninguna carta durante todo un año.
Pero a pesar de esto, una astilla se asentó en el corazón de Sikong Rui durante
mucho tiempo: en el mismo año, después de la convención de artes marciales, Nie
Yu Qing había enviado todas sus cartas de amor intactas, pero cayeron en manos
de Duan Bai Yue, y nunca fueron devueltas a Sikong Rui.
Habiendo conocido a este hombre durante muchos
años, Sikong Rui no pudo evitar entender que un día comenzaría a chantajearlo
con estas cartas, y ni siquiera podría quejarse. Al final, su esposa era
demasiado dominante, y si descubría que una vez escribió cartas de amor a otra
chica, tendría que escucharla miles de veces por el resto de su vida.
El mero pensamiento de ello hizo la vida peor
que la muerte.
"Me pregunto dónde está la casa del
hermano Sikong". Preguntó Duan Bai Yue.
"¿Vas a ir a mi casa?" Sikong Rui
casi lloró.
Duan Bai Yue: “Sí”
El corazón de Sikong Rui estaba lleno de dolor
e indignación, las emociones en el interior estaban hirviendo. No había visto
al hombre en años, pero su desvergüenza no había disminuido. También se puso
una máscara, que era completamente superflua, aunque si su rostro estuviera
expuesto, es casi seguro que los dardos ni siquiera podrían perforar esa piel.
Duan Bai Yue preguntó: "¿Has terminado de
maldecirme mentalmente?"
"Todavía no", respondió Sikong Rui.
Duan Bai Yue fue muy amable: "Entonces
volvamos a la isla, y allí puedes continuar."
Agarrándose la frente, Sikong Rui decidió
comprometerse: "Está bien, pero antes de irnos, acordemos que no dirás una
palabra sobre esas cartas."
Duan Bai Yue dijo: "Mientras el hermano
Sikong esté de acuerdo con mis términos, por supuesto, no las mencionaré.”
Sikong Rui era cauteloso: “¿Cuáles son las
condiciones?”
Duan Bai Yue dijo modestamente: "Ah, una bagatela,
una bagatela.”
Sikong Riu: “……”
‘Una bagatela será el infierno.’
Glosario:
1. Es hora de que el viento y las olas se levanten:
"Gai qi feng lang le" 改变风浪了. Es un modismo que significa "cambiar
el viento y las olas" o "cambiar el curso de los
acontecimientos." En el contexto de la frase dicha por DBY, le pide a
Duan Yao que deje de jugar o divertirse.
2. Cualquier cosa que llegue al límite
inevitablemente retrocede: "Wu
ji bi fan" (物极必反): Es un modismo
chino que significa "cuando las cosas llegan a un extremo, sólo pueden
moverse en la dirección opuesta". Se suele utilizar para describir la
situación en la que algo ha llegado a su límite y está a punto de cambiar de
dirección o dar marcha atrás.
3. Corazón de un lobo y los pulmones de un perro: 狼心狗肺 láng
xīn gǒu fèi, se refiere a una
persona cruel e inescrupulosa.