Arrebatar
las hierbas o llevarme a mi hermano.
"¿Qué
diablos está pasando?" Duan Yao se sintió un poco mareado.
Chu
Yuan dijo: "Hace más de diez años, el anciano Nan Moxie le ha enseñado dos
movimientos de artes marciales".
"¿Es
verdad?" Duan Yao miró de arriba abajo al hombre fuerte, tenía el cabello
erizado como escarpias, el rostro oscuro con los ojos color del cobre,
corpulento y fuerte, igual que el personaje Zhang San Ye en el libro que leyó.
"Sólo
observé los movimientos que hizo a toda prisa, y se considera que tiene cierto
talento". Chu Yuan dijo: "Si puede practicar con diligencia, cuando
vaya a la batalla a matar al enemigo, puede ser de gran utilidad."
Al oír
las palabras "ir a la batalla y matar al enemigo", los ojos de Wu
Sanlei expresaban emoción y parecía que quería inclinarse de nuevo.
Duan
Yao se apresuró a detenerle y le dijo: "Está bien, te puedo enseñar artes
marciales, pero no acepto discípulos".
"Muy
bien". Chu Yuan sonrió y le dijo a Xue Huaiyue: "Primero, asígnale a
la vanguardia y por el momento, que siga a Yao’er en este viaje".
"¡Gracias,
Su Majestad!" Wu Sanlei estaba exultante, aunque no entendía muy bien el
establecimiento militar, ¡pero la palabra "vanguardia" lo hizo muy
feliz!
Xue
Huaiyue personalmente lo llevó a la vanguardia y el ejército continuó
avanzando. Duan Yao no se tomó este asunto demasiado en serio. Estaba a punto
de regresar a la Mansión del Suroeste. Había mucho que hacer y también tenía
que preocuparse por la tía Jin. Si no se ha contenido, en estos momentos,
probablemente la mansión está cubierta por todas partes con satén rojo.
‘¿Qué haremos?’
Al
anochecer, el ejército se apostó en las montañas y los bosques e hizo una
hoguera para cocinar y descansar. Wu Sanlei se comió ocho tazones de fideos en
un suspiro y dijo que sólo estaba medio lleno, Chu Yuan lo escuchó y sonrió:
"Si no matas a unos cuantos enemigos, esto representará una pérdida para
mí."
Después
de tener el estómago lleno, Wu Sanlei buscó a Duan Yao todo el camino.
El
Joven Príncipe Duan miraba fijamente el fuego con las manos en las mejillas.
"¡SHIFU!"
La llamada fue como un rayo y Duan Yao se sobresaltó. Wu Sanlei también sintió
que su voz era demasiado alta y no era buena, así que volvió a llamar en voz
baja: "… Shifu".
"No
soy tu shifu". Duan Yao se levantó: "¿Qué, quieres practicar artes
marciales?".
"¿Podemos
practicar ahora?" Wu Sanlei se apresuró a asentir con la cabeza.
"Vamos".
Duan Yao dejó caer la rama que llevaba en la mano y le condujo a una zona
boscosa apartada y tras quedarse quieto, le dijo: "¿Qué movimientos sabes?
elige el que mejor se te dé y trata de atacarme."
"¡Está
bien!", Wu Sanlei se arremangó y corrió con fuerza. No tenía miedo de
derribar al joven que estaba frente a él, ‘si viene con el Hijo del Cielo
seguramente sus habilidades deben ser muy altas.’
Duan
Yao lo esquivó.
Wu
Sanlei chocó con un árbol.
Tras
un sonido sordo, el grueso árbol, se sacudió dos veces y cayó cuesta abajo.
Duan
Yao se quedó boquiabierto. En primer lugar, no esperaba que este hombre fuera
tan tonto como para golpear realmente el árbol, ¿no había dicho su cuñada que
sabía un poco de artes marciales? En segundo lugar, se sorprendió por la dureza
de su cabeza, incluso el famoso arte marcial llamado Tietou Gong puede que no
sea tan poderoso como esto.
(N/t:
Tietou gong= cabeza de hierro)
Wu
Sanlei no se desmayó, sólo sangraba un poco por la pequeña herida, se limpió la
mano con indiferencia y se volvió para mirarle.
"¿Estás…
bien?" Duan Yao sondeó, "¿Quieres que vaya a buscar a Lord Ye para
que te examine?"
Wu
Sanlei dijo bruscamente: "Estoy bien, siempre he tenido la cabeza dura
desde niño".
Yao’er:
“…”
"Fui
yo quien no tuvo tiempo de frenar mis pasos hace un momento". Wu Sanlei
continuó: "Shifu, ¿podemos intentarlo de nuevo?"
Duan
Yao le miró la cabeza y luego le dijo: "Los dos movimientos que mi shifu
te enseñó hace diez años, déjalos a un lado por ahora y te enseñaré algo
diferente."
Wu
Sanlei se alegró mucho y aceptó.
"Yao'er
está con ese Wu Sanlei y no sé qué hacen en el bosque". Ye Jin se sentó
junto a Chu Yuan y le entregó un cuenco: "Es Feisha".
Chu
Yuan sonrió y olisqueó el contenido en el cuenco: "¿Lo sacaste del
palacio?".
"Hmm".
Ye Jin dijo: "No tengo tiempo para preparar estimulantes, pero se puede
beber mezclado con sopa para aliviar la fatiga."
"Este
viaje ha sido duro para ti". Chu Yuan dijo: "Después de llegar a
Ciudad Dali, es mejor que descanses bien durante dos días".
El
médico divino Lord Ye miró a su hermano con seriedad. Era tan digno: ‘¿Qué
ciudad has mencionado?... ¿Dali? No todos estamos particularmente
familiarizados con este lugar. La Capital Imperial está a miles de kilómetros
del Suroeste, así que, si no puedo reconocerlo en absoluto, sería natural.’
Chu
Yuan miraba tranquilamente al fuego y bebió la sopa de un bocado, sus mejillas
reflejaban un color rojo a la luz del fuego.
Dos
días después, el ejército llegó a la ciudad de Dali y los oficiales de
vanguardia regresaron del frente diciendo que el Rey del Suroeste ya había
conducido a sus tropas ante las puertas de la ciudad y estaba esperando para
dar la bienvenida a las tropas del Emperador.
Ye Jin
apretó los puños en silencio y miró con rencor a su hermano que tenía delante, ‘qué
sentido tiene andar tan rápido, no te quedarás sin mesa para comer.’
Shen
Qianfeng lo rodeó con sus brazos por detrás y lo abrazó con fuerza: ‘Déjalos
ser felices, no seas aguafiestas.’
Chu
Yuan dirigió su caballo, viendo las puertas de la ciudad de Dali y la gente de
pie en la entrada cada vez más claras, por un momento su corazón y el fondo de
sus ojos estaban calientes.
Un
sirviente le ayudó a bajar de su caballo.
"Emperador
Chu" Duan Baiyue llevó a todos hacia adelante y se inclinó para saludar,
pero Chu Yuan dio unos pasos para sostener su brazo.
"El
Rey del Suroeste no necesita ser educado". La voz de Chu Yuan era muy
baja, con un ligero temblor imperceptible.
Duan
Baiyue le miró y sonrió: "¿Hmm?".
"¡Cof!"
Ye Jin tosió a sus espaldas y Wen Liunian tosió junto con él, después de todo,
a la vista del público, no es apropiado tomarse de la mano así cuando se miran
fijamente sin soltarse.
Duan
Yao se cubrió la frente: ‘no sé por qué, pero siempre pienso que el hermano
mayor parece muy hambriento. Es muy humillante.’
Chu
Yuan le soltó la mano al instante, y sus orejas se sonrojaron.
"El
ejército ha recorrido un largo camino, entren primero y descansen". Duan
Baiyue dijo: "Cuando los habitantes se enteraron de que venía el ejército
Chu, prepararon arroz, carne en conserva y los están esperando en las
calles."
Chu
Yuan asintió: "Está bien".
Duan
Baiyue llamó a su asistente y le pidió que se uniera a Xue Huaiyue quien estaba
al mando de las tropas para que entraran en la ciudad y guarnecer allí,
mientras él regresaba a la Mansión del Suroeste con los demás.
Chu
Yuan cabalgó hacia la ciudad, observando los pabellones circundantes y las
verdes colinas, sintiéndose extraño pero familiar a la vez. Sólo había estado
aquí dos veces antes. La primera vez fue porque alguien había sido infectado
por el Jin Can Xian y quería esconderse de él durante toda una vida, así
que vino aquí a buscarle, pero en su lugar le cerraron el paso. La segunda vez
también fue porque la misma persona había viajado a Nanyang sin decir una
palabra, queriendo resolver el asunto de los rebeldes y Chu Xiang por su
cuenta. Cuando se enteró de la noticia, volvió para buscarle de nuevo.
Al
principio todavía estaba un poco enojado cuando pensó en ello, pero al final,
Chu Yuan se echó a reír nuevamente. Sumando todos los asuntos gubernamentales
descuidados, puede ser responsable de tener un harén que trae desastre al país.
Duan
Baiyue cabalgó con él de lado a lado, aunque no era bueno mirar descaradamente
a su amado, ha estado prestando atención a sus expresiones. Primero lo vio
fruncir el ceño y luego sonreír. Sólo podía sentir dolor en su corazón y odiaba
que este tramo del camino fuera demasiado largo. ¡Debería haberlo sabido! La
Mansión del Suroeste debería estar cerca de las puertas de la ciudad, así, una
vez que llegue, debería ser capaz de ir a casa más rápido.
Duan
Yao había estado estirando el cuello para comprobar que no había satén rojo ni
cintas en la entrada de la Mansión del Suroeste, por lo que se sintió aliviado.
nada de eso.
La tía
Jin estaba esperando en el patio con otras criadas y ancianas, que se habían
puesto ropa nueva. Tenían un aspecto muy amable y no parecía en absoluto que
hubieran pellizcado escorpiones con sus propias manos.
"Señora
Jin." Naturalmente, Chu Yuan no dejó que la anciana se inclinara, por lo
que dio un paso adelante para apoyarla y dijo: "No es necesario".
La tía
Jin estuvo de acuerdo, cuanto más miraba a Chu Yuan, más le gustaba, excelentes
rasgos faciales y una hermosa sonrisa: ‘No es bueno llevar una túnica de dragón
todo el tiempo, necesitas cambiar a un material rojo festivo.’
Duan
Baiyue le guiñó un ojo a Duan Yao, y él arrastró a la tía Jin de vuelta al
patio trasero con engaños. Los subordinados llevaron al resto de los invitados
a las habitaciones para descansar, mientras Duan Baiyue llevaba a su amado
directamente a su propio dormitorio.
Ye
Jin: “…”
Tras
entrar en el pequeño patio, Chu Yuan miró a su alrededor y dijo: "¿Esta es
tu residencia?".
Duan
Baiyue le abrazó por detrás, enterró la cabeza en su cuello y le besó con
fuerza: "¿Me has echado de menos?".
"No."
Chu Yuan lo esquivó, "Xiao Jin me enseñó todo el camino para decir que no
te reconozco cuando te vea".
Duan
Baiyue sonrió: "¿Aún no me ha dejado ir?"
Chu
Yuan se llevó la mano a la cintura y se echó hacia atrás: “Y tú tampoco fuiste
a buscarme.”
"Me
hubiese gustado, pero no pude dejar mis deberes militares para ir a
buscarte". Duan Baiyue giró su cuerpo, "Ciudad Guanhai no ha estado
tranquila hasta ahora, parece que Chu Xiang ha enviado a bastante gente allí
para difundir rumores y hay muchos piratas que han desembarcado en la costa.
Son muy audaces.”
"¿Tan
audaces?" Chu Yuan frunció el ceño.
"Son
sólo los últimos diez días". Duan Baiyue dijo: "Ya he enviado a Duan
Nian a traer gente para ayudar a los funcionarios, así que primero averigüemos
qué está pasando antes de hablar de ello."
"Parece
que él también sabe que esta es su última oportunidad." Chu Yuan dijo:
"Vive o muere".
"No
tiene ninguna posibilidad de sobrevivir, no sólo él, sino los que le rodean
tendrán que morir también". Duan Baiyue ahuecó la barbilla,
"Definitivamente vamos a ganar esta batalla".
"Por
supuesto", sonrió Chu Yuan, "Después de la guerra, tenemos que
casarnos".
Duan
Baiyue bajó la cabeza y lo besó.
"¿La
señora Jin de ahora es la tía que Yao’er dijo que todos los años saca el satén
rojo?", Preguntó Chu Yuan.
"Bueno".
Al mencionar este asunto, Duan Baiyue dijo con dolor de cabeza: "No me
creas, esta Mansión del Suroeste se amplió una vez, no por ningún otro motivo,
sino sólo por el satén rojo, así como por varios jarrones de colores, adornos y
placas de madera, todo lo cual fue adquirido por la tía Jin junto con el resto
de la familia política, con la intención de utilizarlo en el futuro cuando tú y
yo nos casemos."
A Chu
Yuan se le escapó la sonrisa.
"Después
de que tú y yo nos casemos, el satén rojo restante será suficiente para abrir
una casa de citas durante unos años". Duan Baiyue le llevó a su
dormitorio. "Al menos puedo contratar a una sirvienta, así no tendrás que
lavar tú mismo el arroz".
Chu
Yuan dijo: "Aunque no haya criada, tú eres el que lavará el arroz".
Sea cual sea la situación, este asunto debe quedar muy claro.
Duan
Baiyue lo presionó contra la pared, se inclinó y besó los suaves labios, ya no
de superficiales a profundos como antes, sino ferozmente y ardientes. Aunque
los dos hombres no se han separado durante mucho tiempo, el sentimiento de
anhelo no se ha reducido, sino que se ha fortalecido. Chu Yuan obedientemente
abrió la boca, la punta de la lengua del otro, presionó la suya. Tenía los ojos
cerrados y las pestañas ligeramente temblorosas, sin el más mínimo indicio de
ocultar su propia codicia y cariño.
Lo que
más le fascinaba a Duan Baiyue era su iniciativa, por lo que se volvió cada vez
más insaciable, deslizando lentamente las palmas de su mano desde la cintura
hacia abajo, mordisqueando el lóbulo de su oreja mientras el hombre en sus
brazos se suavizó de inmediato.
Fuera
del patio, la tía Jin estaba sentada en el umbral con una canasta llena de
hierbas, eligiéndolas y recogiéndolas.
Ye Jin
se agachó vacilante frente a ella.
"Usted
es el médico divino Lord Ye, ¿verdad?" Tía Jin era todo sonrisas.
Mirando
el montón de flores y plantas que nunca había visto antes, Ye Jin estaba muy
confuso y estiró el cuello para mirar la residencia de Baiyue, calculando si
debía arrebatarlas y huir, o tal vez, debía entrar corriendo primero, llevar a
su hermano afuera y luego arrebatar las hierbas y huir.