Capítulo 5: Ciudad Huishuang.
Un gnomo.
En
este barco viajaba un hombre rico de Langzhou llamado Niu Dading. Esta vez
planeaba ir a la ciudad Huishuang para celebrar el cumpleaños de su tío. Como
el viaje sería aburrido, contrató especialmente a un narrador para que contara
historias a lo largo del camino. Le gustaba escuchar las historias de
inmortales, héroes, espadas y sangrientas batallas de artes marciales y cuanto
más escuchaba, más anhelaba el mundo wuxia y ansiaba conocer los héroes
del Jianghu.
—Lord
Niu —llamó el dueño del barco con una sonrisa en su rostro—, hay un héroe que
abordó el barco esta tarde y no tiene un camarote donde quedarse. Me pregunto
si todavía puede quedarse aquí.
—¡Sí,
sí, sí! —Cuando Niu Dading escuchó la palabra “héroe”, sus ojos brillaron, se
puso los zapatos y salió—. Me pregunto ¿dónde está ese héroe?
—Es
él —el dueño del barco rápidamente lo señaló.
Niu
Dading observó a un hombre robusto parado en la proa del barco que llevaba una
gran espada con anillos dorados incrustados en la empuñadura. Medía dos metros
de altura y lucía majestuoso. El brillo detrás de él le hacía parecer como un extraordinario
oficial inmortal que descendió de los cielos. Inmediatamente rompió a
llorar de alegría.
«Vino
un dios tan grande a visitarme. No solo le daría la habitación principal,
también le ofrezco ocho o diez habitaciones más»
Entonces,
antes de que Ah Liu pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, un grupo de sirvientes
sonrientes lo estaban llevando a la habitación de invitados especiales. Sobre
la mesa había comida y frutas, la cama estaba cubierta de brocados de seda y
satén, cuyo dosel colgaba la tela de muselina con una espectacular fragancia.
—¿Estás
satisfecho, héroe? —preguntó expectante Niu Dading.
Ah
Liu se sentó en la lujosa cama y extendió la mano para darle una palmada en el
hombro:
—¡Hermano,
eres tan generoso! Comparado con el último camarote desvencijado de hace un
momento, esto es como el cielo en la tierra.
Niu
Dading rio acaloradamente en seco, sintiendo como si se hubiera convertido en
parte del Jianghu, e incluso su columna vertebral se enderezó unos puntos más.
ee
En
el camarote, Xiao Lan estaba acostado en la dura cama, cerrando los ojos para
descansar.
La
puerta de la casa se abrió hasta la mitad, y el sonido de pasos llegó
suavemente, pero no se veía ninguna silueta. Sólo bajando la línea de visión
unos puntos, se encontraría con un par de ojos, unos ojos extremadamente
incoherentes con su delgada figura, impregnados de peripecia y extrañeza.
Es
un gnomo.
—¿Por
qué estás aquí? —el tono de Xiao Lan era tranquilo.
—Mi
ama me pidió que protegiera al joven maestro —dijo el gnomo.
—¿Protegerme?
—resopló Xiao Lan ligeramente, evasivo.
El
gnomo volvió a preguntar:
—¿Dónde
está la persona que el joven maestro capturó?
—Huyó
—respondió Xiao Lan.
El
gnomo frunció el ceño.
—¿Huyó?
—No
importa, —Xiao Lan cerró los ojos—, no es demasiado tarde para buscarlo cuando
lleguemos a la ciudad Huishuang.
El
gnomo vaciló:
—Joven
maestro, ¿cómo puede saber que esa persona definitivamente irá a la ciudad
Huishuang?
Xiao
Lan no volvió a responderle.
Al
ver que no estaba contento, el gnomo no hizo más preguntas y volvió a salir.
El
sonido de ligeros pasos se hizo cada vez más lejano, Xiao Lan soltó el puño que
acababa de apretar y había oscuridad entre sus cejas.
ee
Un
mes después.
Ciudad
Huishuang.
—Segundo
jefe Lu —Lin Wei regresó del exterior con vino y carne en las manos, así como bollos
de la longevidad en una pequeña canasta de bambú, cuya masa tenía forma de
melocotón y estaba salpicada de rojo. Se decía que en la ciudad se celebrando el
cumpleaños de un hombre rico. Así que, los sirvientes entregaban una canasta de
esos bollos a las personas que pasaban cerca de la mansión.
—¿Tienes
alguna información sobre el paradero de Ah Liu? —preguntó Lu Zhui.
—No
dejó ninguna pista en la ciudad —dijo Lin Wei—, tal vez aún no ha llegado.
Lu
Zhui asintió, se estiró y se levantó del suave sofá, con la intención de
lavarse las manos para comerse los bollos.
—Pero
es un poco extraño —agregó Lin Wei—. Ah Liu viajó a través de la vía fluvial,
por lo que debería ser más rápido que nosotros. ¿Por qué no hay noticias
todavía?
—¿Te
preocupa que Xiao Lan le haya causado algún daño? —preguntó Lu Zhui.
Lin
Wei vaciló por un momento y asintió.
Lu
Zhui tomó un trozo del bollo y preguntó:
—En
todos estos años, ¿alguna vez has pensado en arrojar a Ah Liu por el acantilado
Chaomu?
Lin
Wei ni siquiera tuvo que pensar en eso:
—A
menudo.
«Habitualmente
es una molestia cuando hace un escándalo… es un dolor de cabeza. No solo
pensé en tirarlo, incluso pensé en bloquearle la boca antes de arrojarlo, de lo
contrario se convertiría en un fantasma y esperaría al pie de mi cama para seguir
hablando. ¿Quién podría soportarlo?»
—Pero
después de tantos años, no lo has hecho. En cambio, acudiste a su llamado. Entonces,
algunas personas nacen con buena suerte y no puedes estar celoso —dijo Lu Zhui
con una sonrisa.
ee
El
hombre que celebraba su cumpleaños en la ciudad Huishuang se apellida Li. Tenía
un sobrino en Langzhou llamado Niu Dading. Se decía que su familia poseía miles
de hectáreas de tierras fértiles y era muy rica.
Pero
al mirar el banquete de cumpleaños en tres días, no se pudo ver ni un solo
miembro de esta rica familia. Los sirvientes que fueron enviados estiraron
el cuello y esperaron en la puerta de la ciudad todos los días, pero no llegaba
ningún carruaje, por lo que no pudieron evitar preocuparse en sus corazones. No
debe haber problemas en el camino.
La
señora Li suspiró, ya le había advertido a su esposo y su sobrino que no fueran
ostentosos y mantuvieran un perfil bajo. El señor Li estaba vestido de
seda y satén que resaltaba más a la vista su enorme barriga. Llevaba consigo
una docena de cajas doradas de nanmu. Una gran tentación para los
ladrones.
—¡Apchís!
—Niu Dading estornudó y miró a Ah Liu con una sonrisa—. Mira, querido hermano,
esta es la ciudad Huishuang.
Ah
Liu sostenía su gran espada en su hombro y se paró frente a la puerta de la
ciudad con las piernas abiertas. Estaba rodeado por un círculo de sirvientes,
luciendo muy imponente y majestuoso.
Xiao
Lan:
—...
—¡Vamos!
—Ah Liu le pasó el brazo por el hombro y dijo con valentía—, ¡Vamos a la ciudad
Huishuang!
Xiao
Lan se frotó las sienes y quedó asombrado por él. No podía entender por qué este
hombre no solo logró entrar las habitaciones para invitados especiales, sino
que también consiguió a un hombre rico como su hermano mayor después de abordar
en el barco.
Ah
Liu entró pavoneándose en la ciudad, sintiendo que su padre realmente lo estaba
tratando bien. El recado concertado no sólo incluía vino y carne, sino
también ropa de seda y satín. Cuando llegó a la mansión Li, quedó aún más
deslumbrado. Cuando vio las decoraciones doradas en la habitación de huéspedes,
se vio tentado a robarlos, pero finalmente los devolvió a regañadientes, lleno
de arrepentimiento.
En
mitad de la noche cayó una ligera lluvia y nieve en la ciudad.
Ah
Liu saltó de la pared de un patio y se paró junto a la puerta, sonriendo de
alegría y susurrando:
—¡Padre!
Lin
Wei abrió la puerta y bostezó:
—Hijo
prodigo, tu padre está en la otra habitación.
—…
—¿Lin
Wei? ¿por qué duermes en la habitación principal? — Ah Liu estaba insatisfecho.
—Porque
en la otra es más tranquilo —Lu Zhui bajó las escaleras con una bata puesta—. ¿Por
qué llegaste a la ciudad tan tarde?
—Vamos
padre, entremos a la casa y hablemos —Ah Liu lo sujetó por el hombro—. Hace
frío afuera.
—Observando
tu mirada radiante, probablemente esté sucediendo algo bueno —Lin Wei también
lo siguió.
Ah
Liu, con té caliente en sus manos, se sintió bastante complacido contando sus
experiencias a lo largo del viaje. Niu Dading y su grupo bajaron del barco
desde el muelle de Yanhe esta vez. Decidieron viajar por tierra, definitivamente
tomaría la ruta oficial porque esta vez, dado que lo acompaña un héroe del
Jianghu, naturalmente sería lo más arrogante y ostentoso posible. Tomaron el camino
de la montaña, sin mencionar que cabalgaron por senderos remotos en lo profundo
de las montañas, crestas con árboles podridos y maleza seca. Además, se
quedaron en cabañas desvencijadas, cerca de cementerios en mal estado e
incluso, se toparon con bandidos.
—¿Entonces
fuiste tú quien luchó contra los ladrones por él todo el tiempo? —preguntó Lu
Zhui.
Ah
Liu asintió.
—Hubo
muchos contratiempos en el camino. Por
eso me he retrasado hasta ahora para entrar en la ciudad.
—No
es inusual que hagas tal cosa —Lin Wei le dio una palmada en el hombro—. ¿Pero en
algún momento has pensado por qué Xiao Lan estuvo dispuesto a seguirte todo el
tiempo? Esto no es propio de su temperamento.
—No
lo sé. —Ah Liu se rascó la cabeza—. Yo también me lo pregunto.
—Envíen
a alguien para investigar los antecedentes del señor Li en esta ciudad —ordenó
Lu Zhui—. Tengan cuidado de no alertar al enemigo.
—Sí
—asintió Lin Wei.
—En
cuanto a ti —Lu Zhui miró a Ah Liu—, continúa siguiendo a Xiao Lan. Si una
mujer viene a verlo en los últimos días, incluso si solo está pidiendo
direcciones en la calle, debes decírmelo.
—No
te preocupes —Ah Liu se dio unas palmaditas en el pecho—, ¡puedes confiar en mí!
—El
señor Li celebrará su cumpleaños mañana. Debería haber mucho movimiento en la mansión
Li —dijo Lin Wei—, ¿quieres que entre y eche un vistazo?
—Está
bien —asintió Lu Zhui.
ee
A
la mañana siguiente, antes del amanecer, se escuchó el sonido de los petardos
por toda la ciudad. Tardó media hora en detenerse. El humo verde le dio a la
crujiente niebla invernal una capa de olor a azufre.
La
mansión Li estaba llena de gente y el vestíbulo estaba tan abarrotado que
apenas se podía caminar. Los tres almacenes de la residencia estaban llenos de
regalos de felicitación y todavía los enviaban en un flujo constante desde
afuera. Ah Liu se puso en cuclillas en el tejado de la residencia y dijo:
—Querido
hermano, hay mucho dinero ahí abajo.
—¿Qué?
¿quieres robarlo? —preguntó Xiao Lan.
—Quizás
tú eres el que quiere robarlo —Ah Liu tragó y apartó la mirada de los lingotes
dorados y plata—. Mi padre dijo, que debo ser una buena persona.
—
Parece un padre bastante bueno.
Ah
Liu se puso alerta de inmediato:
—No
puedo dártelo, aunque sea bueno.
«Ese
es mi padre.»
—…
—¿Dónde
vas a buscar a ese hombre llamado Lu? —preguntó Ah Liu.
Xiao
Lan negó con la cabeza.
—Te
dije hace mucho tiempo que la desaparición de tu padre no tiene nada que ver
con ese hombre llamado Lu, y que no tiene sentido que lo busques.
—Entonces
tengo que preguntarle cara a cara —dijo Ah Liu—, de lo contrario no me sentiré
cómodo.
Xiao
Lan se recostó en el tejado, mirando a Liu Yun en trance.
—Dime,
¿dónde vas a buscar a ese hombre llamado Lu? —preguntó Ah Liu nuevamente, como
si no se rindiera hasta escuchar una respuesta.
—Ya
lo estoy buscando hace mucho.
—¿Eh?
—Ah Liu estaba desconcertado
Xiao
Lan cerró los ojos:
—Si
dices una palabra más, te mataré.
—No
—Ah Liu lo sacudió con fuerza y dijo enojado—. ¿Me engañas para que viniera hasta aquí, pero no me ayudas a
encontrar a mi padre?"
Xiao
Lan no mostró ninguna expresión, le lanzó un puñetazo y lo envió volando del tejado.
Ah
Liu yacía agonizante en un rincón, casi escupiendo una bocanada de sangre.
La
venganza de un caballero nunca es demasiado tarde. No importa si no puede
derrotarlo, será lo mismo si busca venganza de su padre en el futuro.
Lin
Wei aterrizó silenciosamente en otro tejado y miró la mansión de la familia Li
no muy lejos. La gente iba y venía, parece que había tres religiones y nueve
corrientes. Era difícil encontrar algo anormal. Pero si se tratara
simplemente de un anciano común y corriente celebrando su cumpleaños, no podría
explicar por qué Xiao Lan estaría dispuesto a seguir a Niu Dading y quedarse en
esta residencia.
Después
del mediodía, el viento se levantó en el cielo y la gente en la calle se
envolvió en sus acolchados abrigos y se apresuraron en regresar a sus casas. Un
niño que estaba vestido como una bola de algodón, corrió hasta la pared trasera
de la mansión Li tan hábil y sigiloso como un gato. Cuando miró a su alrededor
y vio que nadie estaba prestando atención, saltó desde el suelo y aterrizó en
el patio.
Lin
Wei se tocó la barbilla y lo siguió en secreto.
Más
tarde, Lu Zhui frunció el ceño.
—¿Un
gnomo?
—Sí
—dijo Lin Wei—, entré a la mansión Li a través de la pared trasera. Parecía que
conocía bastante bien a Xiao Lan. Pero me preocupaba que me descubrieran si me
acercaba demasiado, así que no logré escuchar de qué estaban hablando.
—Un
gnomo… —Lu Zhui suspiró—, parece que he estado alejado del mundo por demasiado
tiempo.