Capítulo 4: Tu padre.
Vámonos por separado.
Lu
Zhui preguntó tentativamente
—¿Hay
altas probabilidades que sigue mirándome?
Xiao
Lan se hizo a un lado.
Una
gran espada de anillos dorados con un impulso atronador rugió y cortó desde
atrás. Gracias a los años de práctica de artes marciales de Lu Zhui, pudo
apartarse a tiempo, pero casi le cortaron la oreja.
Con
un "boom", la mesa de madera se cortó en dos pedazos desde el
centro. Los comensales de los alrededores se sorprendieron y no pudieron
entender lo que estaba pasando. Vieron a alguien cargando una espada y cortando
por todas partes. De repente todos se sumieron en el caos, llamando a gritos a
sus padres y corriendo hacia el barco. Lu Zhui fue apretado por la
multitud y retrocedió dos pasos, pero antes de que pudiera mantenerse firme,
alguien lo agarró del brazo y lo cargó al hombro como si fuera una bolsa de
arroz. Se dio la vuelta y salió corriendo.
La
expresión de Xiao Lan cambió, hizo a un lado a la multitud y corrió:
—¡Alto!
El
hombre grande se paró frente a él con espada de anillos dorados en alto, intentando
cortarle mientras gritaba al azar. Xiao Lan no tuvo tiempo de enredarse
con él, así que, se dio la vuelta para evitar el destello de luz y viento que
produjo la espada del hombre. Sacó su látigo de hierro negro que se envolvió alrededor
del cuello de su oponente como una serpiente venenosa, mientras en el fondo de
sus ojos destellaba una fuerte intención asesina.
—De
verdad tienes muchas agallas, te atreves a arrebatarme a alguien de las manos.
El
muelle ahora estaba vacío, sin comensales, y Lu Zhui había desaparecido hacía
mucho tiempo. Solo había unas pocas linternas rotas rodando por la playa,
encendiendo grupos de llamas de corta duración.
—Yo…
¡cof! El hombre grande pateó sus piernas salvajemente, como si estuviera a
punto de ser estrangulado. Finalmente logró contener una frase:
—Yo…
padre…
Xiao
Lan relajó un poco su mano.
El
hombre grande rodó al suelo, su rostro se puso pálido y jadeó unas cuantas
veces antes de recuperarse.
—¿Quién
es tu padre? —preguntó Xiao Lan.
El
hombre grande estaba sin aliento.
—Estoy
aquí para ver a mi padre.
—¿Tu
padre?
El
hombre grande se levantó, levantó su cuchillo y miró a su alrededor.
—¿Dónde
está?
Xiao
Lan frunció el ceño.
Había
oscuridad y silencio por todas partes, excepto por la luna y las estrellas en
el cielo. Después de un rato, el hombre grande dijo enojado:
—¡¿Dónde
escondiste al hombre llamado Lu?!
—¿Lu
Zhui es tu padre?
El
hombre grande rugió:
—¡SERÁ
TU MALDITO PADRE!
—...
El
hombre grande dio un escupitajo suelo y dijo:
—A
partir de hoy te seguiré.
—¿Por
qué quieres seguirme? —preguntó Xiao Lan.
—Ni
se te ocurra escapar. —El hombre grande sacó una gruesa cuerda roja de la nada,
ató un extremo a su muñeca y trató de atrapar a Xiao Lan con el otro extremo
mientras murmuraba algo más—. Estás confabulado con ese hombre llamado Lu, los
intercambiaré por mi padre.
Xiao
Lan retrocedió dos pasos, pensando que esta persona podría estar demente.
—¡Ven
aquí! —El hombre grande agitó la cuerda roja que tenía en la mano y lo llamó
con seriedad.
Detrás
de él, el barquero llamaba a los pasajeros, les decía que el barco estaba a
punto de zarpar y les pedía que regresaran rápidamente, de lo contrario no
esperarían. Xiao Lan no tenía intención de enredarse más con este hombre
imprudente y planeaba ir a la ciudad Dinghai para encontrar a alguien primero.
El
hombre grande lo siguió con pequeños pasos, como si estuviera decidido a
permanecer junto a él.
—¿Cómo
te llamas? —preguntó Xiao Lan.
—Yu
Liu Shang.
Xiao
Lan se sorprendió por el nombre y se detuvo un momento antes de decir:
—Qué
buen nombre.
El
hombre grande puso su espada de anillos dorados en su hombro y dijo:
—No
puedo vencerte, así que ¿por qué no hablas con ese hombre llamado Lu para que
libere a mi padre? Entre tú y yo no hay agravios del pasado y mucho menos somos
enemigos jurados. Mi padre no nació hermoso, así que no vale la pena venderlo a
un burdel.
La
boca comisura de la boca de Xiao Lan se crispó.
—Realmente
eres un… hijo filial.
El
hombre grande dijo con desdén:
—Me
siento halagado.
—¿Cuándo
secuestraron a tu padre? —continuó preguntando Xiao Lan.
—Hace
apenas unos meses —dijo el hombre grande— mi padre salió a vender vino, pero
desapareció inexplicablemente. Pregunté en todo el Jianghu y descubrí que
muchas sectas también perdieron muchas cosas valiosas en ese momento. Algunos
incluso perdieron a sus esposas y madres. Así que, mi padre también debe haber
sido raptado por ese sujeto llamado Lu.
Xiao
Lan guardó silencio.
Hace
algún tiempo, para causarle problemas a Lu Zhui, envió personas a hacer muchas
cosas furtivas, pero no recordaba que el padre de este hombre estaba entre
ellos.
El
hombre grande todavía estaba parloteando y a Xiao Lan le dolía la cabeza.
Enseguida aceleró el paso, dejándolo atrás.
ee
En
un pequeño recinto en la ciudad Dinghai, Lu Zhui sostenía un tazón de arroz y
caminaba mientras comía. Junto a él estaba un joven de unos veinte años
que realizaba trabajos temporales para el restaurante Shanhaiju y un ex
subordinado del acantilado Chaomu. Su nombre era Lin Wei y tenía un excelente
qinggong.
—Gracias
por la comida.
Después
de ver que Lu Zhui terminó su comida, preparó otra taza de té.
—No
fue nada, segundo dueño Lu. —Lin Wei le entregó la taza de té.
—Deberías
llamarme el segundo jefe como lo hiciste antes en el acantilado Chaomu —dijo Lu
Zhui con una sonrisa—, si estoy fuera del restaurante Shanhaiju, ¿de qué
soy dueño? Creo que te sentirás incómodo llamándome así.
—El
gran jefe recibió tu carta y me envió a vigilar aquí. Los caballos también
están listos y podemos regresar a Wang Cheng en cualquier momento.
Lu
Zhui negó con la cabeza.
—Dile
al hermano mayor que no puedo regresar por el momento.
—¿No
volverá? —Lin Wei estaba desconcertado—, entonces, ¿adónde irá el segundo jefe?
—Iré
a la ciudad Huishuang.
Lin
Wei frunció el ceño:
—Pero…
—Dile
al hermano mayor que tendré más cuidado. —Lu Zhui le dio una palmada en el
hombro— Gracias por tu arduo trabajo en este viaje.
Lin
Wei negó con la cabeza
—El
gran jefe también me dio otras instrucciones más. Pidió que, si usted se niega
a regresar, entonces debo quedarme a su lado. Si somos más es más fácil
cuidarnos entre nosotros.
Lu
Zhui suspiró.
—Este
es mi asunto privado, ¿por qué molestarse?
—Somos
hermanos desde que convivíamos en el acantilado Chaomu, entonces, ¿cómo no podría
involucrarme? —dijo Lin Wei—. ¿Cuándo planeas partir segundo jefe?
—Oye…
¿dónde está Ah Liu? —preguntó Lu Zhui.
Tan
pronto como terminó de hablar, un hombre grande cruzó la pared de un saltó.
Lin
Wei rápidamente se alejó.
El
hombre fuerte de la espada de anillos dorados estiró los brazos y corrió hacia
él felizmente.
Lu
Zhui desenvainó su espada y la sostuvo contra su pecho.
La
sonrisa de Ah Liu se congeló en su rostro y dijo con tristeza:
—¡Padre!
—Siéntate.
—El
hombre llamado Xiao se está quedando en la posada Wentao de la ciudad, a tres cuadras
de aquí —dijo Ah Liu.
Lu
Zhui asintió:
—Bien
hecho.
—¿Pudiste
escapar de él? —Lin Wei le entregó una taza de té caliente— Te has vuelto más
capaz.
—Así
es, seguiré lo que nuestro padre nos enseñó en la carta —dijo alegremente Ah
Liu—, primero que nada…
—¡Basta,
basta! —Lin Wei tenía dolor de muelas—. Es tu padre, no “nuestro padre”.
Lu
Zhui bebió su té lentamente.
—Eres
igual que yo. De todos modos, no tienes padre, entonces, ¿cuál es el punto de no
reconocer uno? —Ah Liu ayudó cariñosamente a Lu Zhui a preparar más té— Está bien,
padre.
Lin
Wei:
—…
Este
hombre grande de espada con anillos dorados fue una vez un grupo de bandidos en
la montaña Cangmang. Más tarde, quiso irrumpir en el acantilado Chaomu para
construir una fortaleza en la montaña, pero Lu Zhui y sus hombres lo bloquearon
en la entrada de la montaña. Al ver que la otra parte era en realidad un
erudito de rostro pálido, no pudo evitar reír con arrogancia y dijo
salvajemente: «¡Si puedes detenerme, entonces te reconoceré como mi padre
biológico!»
Después
de un tiempo, pensó que realmente tenía un padre.
Yu
Liu Shang era un buen nombre, pero al ver su cara grande y sin afeitar y sus
ojos de buey cobrizos como campanas, Lu Zhui no podía decir tres palabras tan
amables, por lo que siguió llamándolo Ah Liu.
—La
droga no se usó en absoluto. —Ah Liu puso su espada sobre la mesa y dijo—, ese
tal Xiao me echó.
—Ahora
sabes lo molesto que resultas ser habitualmente, ¿verdad? — dijo Lin Wei.
Ah
Liu se quejó enojado:
—¡Padre!
¡Míralo!
Lu
Zhui se frotó las sienes y dijo:
—Continúa.
—Seguí
lo que se enseñaba en la carta —dijo Ah Liu—. Seguí molestándolo, diciéndole
que quería encontrar a mi padre. Después de muchas tonterías, me echó.
—¿Alguien
te siguió hasta aquí? —preguntó Lu Zhui.
—No
—dijo Ah Liu—, me agaché en la entrada de la posada Wentao durante mucho tiempo
y luego fui a la puerta trasera para quedarme ahí por un tiempo. Después recorrí
más de una docena de casas en la ciudad fingiendo que buscaba a alguien, pero
nadie me seguía, así que vine aquí.
Lin
Wei asintió:
—Bien,
te has vuelto más inteligente.
—¿A
dónde vamos ahora? —preguntó Ah Liu.
—A
la ciudad Huishuang —dijo Lu Zhui.
Ah
Liu dijo simplemente:
—No
sé dónde está ese lugar.
Lu
Zhui sonrió y le sirvió una taza de té.
—Es
un pequeño pueblo en Jiangnan, pero no puedes ir con nosotros.
—Entonces,
¿con quién iré? — Ah Liu se preguntó.
—Lu
Zhui levantó sus dedos.
Ah
Liu se acercó con gran interés.
—…
ee
A
la mañana siguiente, en la posada Wentao.
Tan
pronto como Xiao Lan salió, vio a un hombre sentado en los escalones de
enfrente, sosteniendo una gran espada con incrustaciones de anillos dorados en
la empuñadura. Le devolvió la mirada con sus ojos de buey como campanas de
cobre.
—¡Quiero
a mi padre! —dijo Ah Liu.
Xiao
Lan hizo la vista gorda y se fue sin expresión alguna en su rostro.
Ah
Liu lo siguió de cerca. Sabiendo que este hombre era bueno en artes
marciales y que no era rival para él, sabiamente cedió a una distancia de unos
tres metros, dejó de molestar y simplemente lo siguió, como si estuviera
decidido a encontrar a su padre.
Xiao
Lan no tenía intención de enredarse más con él. No estaba familiarizado con la
vida en la ciudad Dinghai y por la gran cantidad de personas todo el lugar era caótico.
Había barcos mercantes que salían y entraban al puerto todos los días. Tratar
de encontrar a una persona aquí no es una tarea fácil, solo le queda probar su
suerte.
Pero
resulta que esta vez no fue muy afortunado.
Tres
días después, por la noche, Xiao Lan estaba sentado en un puesto junto a la
playa, bebiendo solo.
—Así
que realmente no escondiste a ese hombre llamado Lu. — dijo Ah Liu de repente.
Xiao
Lan lo miró y dijo con sarcasmo:
—Pudiste
notarlo, eres admirable.
—Me
halagas —dijo Ah Liu modestamente.
—¿Todavía
planeas buscar a tu padre? —preguntó Xiao Lan.
—Por
supuesto.
—Puedes
empezar por buscarlo donde lo viste por última vez —Xiao Lan llenó su pequeño
cuenco con vino e inclinó la cabeza hacia atrás para beberlo de un trago—. No
me sigas más, y no busques más a ese tal Lu, él no tiene nada que ver con la
desaparición de tu padre.
—¿Por
qué debería creerte? —murmuró Ah Liu.
Xiao
Lan dejó el dinero, se levantó y abordó un barco de pasajeros que estaba a
punto de partir.
Ah
Liu lo siguió rápidamente.
Xiao
Lan:
—…
—¿Dos
pasajeros? —dijo el dueño del barco—. Desafortunadamente, sólo nos queda un
camarote.
—No
lo conozco —dijo Xiao Lan a la ligera.
—Lo
conozco —dijo Ah Liu.
Xiao
Lan tomó la llave de la mano del dueño del barco y se inclinó para entrar al camarote.
—Puedo
dormir en el suelo —dijo Ah Liu.
Xiao
Lan cerró la puerta con fuerza.
Ah
Liu se tocó la nariz que estaba casi aplanada por el portazo, se dio la vuelta
y le preguntó al dueño del barco:
—¿Hacia
dónde se dirige este barco?
—Ciudad
Huishuang.
—¿Tienes
habitaciones para invitados especiales? —preguntó Ah Liu con voz profunda.
El
dueño del barco miró su rostro feroz y la brillante espada con anillos dorados
que tenía en la mano y asintió apresuradamente.
—¡Sí!
¡Por supuesto! ¡sígame por favor!