Volumen 1: La Reliquia Perdida
•※ Capítulo 1: Robo
en el palacio
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En el palacio, a medianoche.
La
pagoda de jade blanco es solemne y magnífica, mientras sus cuentas y reliquias
budistas brillan tenuemente.
Reinaba
el silencio y la calma en el jardín imperial, cuando una sombra oscura pasó
como un rayo.
El
guardia que patrullaba se detuvo y presionó su mano derecha contra su cintura en
estado de alerta, pero antes de que pudiera desenvainas la espada, la mitad de
su cuerpo tembló ligeramente y un escalofrío recorrió instantáneamente su
cerebro, como si cayera en una cueva de hielo sin fondo e incluso el miedo se
congeló en sus ojos. Lo único cálido que le quedaba en su cuerpo era la sangre
que brotaba de su cuello.
Y no fue hasta
el momento anterior a su muerte que todavía se preguntaba confundido sobre qué
era ese resplandor de color blanco puro.
¿Realmente
esto era… nieve?
Reino
del Gran Liang, noveno año de la dinastía Tianren.
A finales de
otoño, el clima ya era frío, pero no se sabe por qué, en la Secta Feng Yu, se
construyó el salón de estar junto al arroyo del valle, donde soplaba el viento
del noroeste y un velo circundante de hojas muertas se esparcía por la montaña,
casi confundiendo el rostro de los nobles invitados en el salón.
El
sirviente que esperaba a un lado sonrió y sugirió: “Mi Señores, por favor tomen
otro trago, mi amo está de camino y llegará pronto”.
Ji
Yanran levantó los ojos ligeramente y miraba hacia el tembloroso sedán blanco
en medio del camino de la montaña, que se arrastraba a una velocidad comparable
a la de una tortuga.
La
secta Feng Yu tenía una gran reputación y de vez en cuando alguien llegaba a sus puertas con suficiente
dinero para pedir una entrevista, sólo porque era el edificio de inteligencia
más grande del Jianghu. Ya fuera una secta ortodoxa que había perdido una de
sus placas, o una hermanita de una secta demoníaca que había desaparecido, o el
ama de llaves de una casa rica que ha huido con su dinero, mientras se pueda pagar
un precio,
puede comprar
el paradero y noticias aquí, por lo que el negocio está en auge.
Deseando
algo de ayuda, Ji Yanran esperó muy pacientemente, o al menos parecía muy
paciente.
Después de
otra media hora, el sedán finalmente apareció al final del valle. El sirviente
se sintió aliviado, apresuradamente se adelantó para levantar la cortina de la
silla del sedán y dijo respetuosamente: "Maestro de la secta".
Ji
Yanran todavía estaba sentado a la mesa, bebiendo vino sin prisas, pero los
pocos asistentes que había detrás de él estaban bastante indignados, pensando
en secreto que el Maestro de la Secta Feng Yu era bastante poderoso, por lo que
sus ojos no podían evitar perseguirle, queriendo ver cómo era realmente la
persona del sedán.
Yun
Yifeng dijo: "Han esperado mucho tiempo".
Tenía cejas y ojos maravillosos, y una sonrisa en la
comisura de los labios. Vestía un brocado de seda con patrones de nubes; que
estando de pie entre las montañas, las mangas anchas de su túnica ondeaban con
la fresca brisa otoñal, dándole un aspecto de inmortal. Es sólo que este
inmortal no goza de buena salud, y antes de que pudiera decir unas pocas
palabras, sacó un pañuelo y se cubrió la boca, tosiendo por un largo rato.
Los
asistentes de la Mansión Ji pensaron que no era una sorpresa que el Maestro Yun
tuviera un ataque de tos. Al ver este clima y la forma en que estaba vestido,
incluso hasta un hombre entrenado no podría soportarlo. Debe envolverse en
pieles o en un edredón de algodón para mantenerse caliente.
Ji
Yanran preguntó con preocupación: "¿Está resfriado el Maestro de la secta Feng
Yu?"
"No
es nada." Yun Yifeng agitó la mano y finalmente aliviado dijo: "No retrasemos
los negocios".
"Eso
es bueno." Ji Yanran sonrió, flexionó el dedo índice y golpeó la mesa, inmediatamente,
alguien llevó dos cajas de oro, “Este es un regalo de agradecimiento por la disposición
del Maestro Yun en aceptar este negocio conmigo. En cuanto a la recompensa,
después de que el trabajo está hecho, es negociable”.
Yun
Yifeng preguntó: "¿Qué estás buscando?"
Ji
Yanran respondió: “Hace unos días, alguien robó una reliquia de la Pagoda Budista
en el Palacio Imperial, que está relacionada con el destino del Reino de Liang.
El Emperador estaba furioso y ordenó a Wei Lie, ministro del Templo de Dali,
que arrestara al ladrón en un plazo de tres meses.”
"¿Son
asuntos de La Corte Imperial?" Yun Yifeng negó con la cabeza: “No me gusta
tratar con funcionarios del gobierno y nunca he oído hablar del robo de
reliquias de la pagoda, así que me temo que no podré ayudar con eso.”
Ji
Yanran preguntó: "¿Qué pasa si tengo en mis manos algo que el Maestro Yun
quiere?"
Yun
Yifeng sospechaba: "¿Algo que yo quiera?"
Ji
Yanran dijo: "Escuché que el Maestro Yun está buscando el Ganoderma
Lucidum de sangre en todo el Jianghu y resulta que yo tengo uno."
Yun
Yifeng frunció el ceño, "¿Quién demonios eres?"
El
asistente a un lado era muy hábil leyendo los ojos y antes de que Ji Yanran abriera
la boca para hablar, sacó el talismán del tigre y dijo en voz alta: "Mi
maestro es el Príncipe Xiao del Gran Liang".
"Resultó
que eras un noble, no es de extrañar que pudiera encontrar un Ganoderma Lucidum
de Sangre". Yun Yifeng entendió: "De acuerdo, trato hecho."
Al
ver que estuvo de acuerdo tan fácilmente, Ji Yanran se sorprendió un poco:
"¿El Maestro Yun no tiene miedo de que sea un mentiroso?"
"No
tengo miedo." Yun Yifeng sonrió, "En el Jianghu, no debería haber nadie
que se atreva a fingir ser un príncipe."
La
gente de todo el país sabía que Su Alteza Real el Príncipe Xiao poseía grandes
habilidades en las artes marciales, le encantaba guardar rencor. Cuando estaba
protegiendo el desierto del noroeste hace unos años, un grupo de bandidos mató
a ciegas a un hermano del campamento del Dragón Negro. Desde entonces, había
sido como si ese grupo de bandidos hubiera provocado a sus ancestros vivos.
Estuvieron atrapados en un ciclo implacable de ser perseguidos y golpeados
violentamente durante tres años, una vez capturados, serían golpeados
violentamente y luego liberados, para nuevamente ser capturados. La vida de estos
bandidos fue aterradora, un destino peor que la muerte. En ese momento, Ji
Yanran sólo tenía doce años. Ahora que han pasado algunos años más, la
reputación del príncipe sólo podría haberse extendido aún más y cualquiera que
quisiera hacerse pasar por este pariente imperial para engañar a otros, es
probable que estuviese cansado de vivir.
Ji Yanran
estaba muy satisfecho: "Entonces saldremos esta noche".
Yun Yifeng
estaba desconcertado: "¿A dónde vamos?"
Ji Yanran
respondió: "Naturalmente que a la ciudad de Han Wu."
Yun Yifeng
dijo: "¿Naturalmente?"
Ji Yanran
recordó: "Sangre de Ganoderma lucidum".
Yun Yifeng:
"..."
Luego Yun
Yifeng dijo: "Prepararé mi carruaje para esta noche y esperaré al Príncipe
aquí".
Y sólo después
de que toda la gente de la Secta Feng Yu se hubiera marchado, el asistente dijo
vacilante: “Majestad, la Sangre de Ganoderma Lucidum es una reliquia sagrada
que sólo se encuentra en los rumores…”
Ji Yanran le
interrumpió: “Este príncipe no la visto nunca, se lo ha inventado.”
El asistente
dijo preocupado: "Me preocupa que cause problemas en el futuro".
Ji Yanran
preguntó retóricamente: “Aparte de eso, ¿se te ocurre alguna otra forma de
hacer que Yun Yifeng coopere voluntariamente con nosotros?”
Los asistentes
se quedaron en silencio, todos dijeron que la Secta Feng Yu tenía tanta riqueza
que podría rivalizar con el país, excepto por la Sangre de Ganoderma Lucidum, realmente
no había nada que usar como moneda de cambio.
“Por el momento,
vamos a persuadirlo con esto primero, y cuando estemos al borde de quedar expuestos,
no será demasiado tarde para inventar una nueva excusa” Ji Yanran levantó su
cuenco de vino e inclinó la cabeza para bebérselo, “Es importante encontrar la
reliquia.”
Esa noche, Yun
Yifeng llegó realmente a tiempo. Todavía iba vestido con ropa blanca ligera y
tosiendo como si tuviera tuberculosis, incluso Ji Yanran retrocedió dos pasos
inconscientemente, sin poder entender lo que le pasaba a este hombre del
Jianghu. Al final, tal vez estaba molesto por el ruido de la tos, que simplemente
se quitó su capa y se la entregó. Yun Yifeng no se negó, cuando la recibió, las
yemas de los dedos de los dos se tocaron entre sí, y estaba tan caliente como
fuego.
Ji Yanran se
sorprendió un poco y volvió a mirarlo, pero la figura esbelta ya se había
subido al carruaje y había bajado la cortina con fuerza.
El cochero agitó su látigo y los dos coches,
uno delante del otro, salieron al galope de la Secta Feng Yu y se dirigieron
directamente hacia el noreste. El resto de los asistentes y los discípulos les
siguieron de cerca, atravesando el valle en medio de una nube de humo y polvo.
Yun Yifeng se
apoyó en el banco de jade frío, con los labios un poco pálidos. La cuidad de
Han Wu está situada al noreste, muy lejos de la cuidad de Chun Lin. Si no fuera
por por la Sangre de Ganoderma Lucidum, aunque estuviera lleno de diez mil
taeles de oro, no se habría permitido semejante viaje a este viejo paciente al
que sólo le quedaba media vida.
Ambas partes
se llevaron lo que necesitaban y el trato se realizó sin problemas. Estuvieron
sanos y salvo durante el viaje. Sólo que al pasar por la ciudad de Tianshui se
encontraron con algunos problemas menores. En la posada de Xiao Er dijeron que
en la ciudad se celebraba un festival de poesía, y los literatos de todo el
país querían alojarse en la posada por lo que sólo quedaba una habitación
libre.
Ji Yanran fue
muy amable: "Por supuesto que es para el Maestro Yun, enviaré a alguien
para que lo limpie".
El camarero se
apresuró a decir: “Somos la mejor posada, y ya está muy limpia, no hace falta
que nuestro huésped ordene más.”
Sin embargo, un
joven sirviente de la Mansión Ji ya había desaparecido al final de la escalera
llevando la escoba y el equipaje.
Yun Yifeng
dijo: “Muchas gracias.”
"Comamos
algo primero", dijo Ji Yanran, "Hemos estado viajando estos días, y
ha sido difícil para el Maestro Yun."
“Todavía falta
medio mes para llevar a la cuidad Han Wu”. Yun Yifeng hojeó el menú y se pidió
un tazón de fideos con costillas de cerdo estofadas, “¿Su Alteza todavía no me
va a decir por qué vamos al noreste?”
“Por el bien
de las reliquias.” Ji Yanran dijo: “Este príncipe ha recibido noticias de que
las reliquias robadas serán mezcladas con un cargamento de joyas, que serán
entregadas a un escolta de la familia Yue, para luego ser transportadas fuera
de la frontera y llevarlas al Reino de Baisha.”
“Así que es
así”. Yun Yigfeng sonrió: “Su Alteza, realmente tenía un plan preparado y no
necesitaba que la Secta Feng Yu hiciera nada. ¿La razón por la que tuvo que
atarme para que viniera con usted, fue simplemente porque le preocupaba que
alguien más pudiera la ir a mi puerta y averiguara sobre el paradero de esta
reliquia?”
“Esta es una
de las razones”. Ji Yanran dijo: “Una cosa más. El Maestro de la Secta Feng Yu
es bastante popular en el Jianghu, y resulta mucho más conveniente que usted
interceda hablando con la gente, que un miembro de la Corte Imperial.”
Yun Yifeng
dijo: “Pero tengo muy poco contacto con el escolta de la familia Yue, así que
sería extraño que me precipitara a su puerta.”
Pero Ji Yanran
no pensaba lo mismo: “Todos en el Jianghu quisieran hacerse amigos de un hombre
del estilo como el Maestro Yun. Si el jefe de la oficina de escoltas de la
familia Yue supiera que Maestro Yun se encuentra por casualidad en la cuidad
Han Wu, no le ignoraría.”
Yun Yifeng le
recordó: “No me causes problemas.”
“Naturalmente”.
Ji Yanran le entregó los palillos, “Sólo quiero recuperar la reliquia perdida,
no quiero iniciar una contienda en el Jianghu. Además, enviar las reliquias a
otro país, tanto si se sabe de antemano como si no, es un crimen mayor que implicará
a los nueve clanes. En ese caso, la familia Yue probablemente tendrá que
doblegarse en gratitud y tratarnos a ti y a mí como a sus propios padres.”
Yun Yifeng
sacudió la cabeza y no quiso decirle gran cosa, así que bajó la cabeza se
concentró en comer los fideos. Era tan elegante y hermoso, pero sus gustos por
las comidas eran tan mundanos que devoró un cuenco de fideos aceitosos cubiertos
de carne de cerdo sin cambiar de expresión y sin siquiera dejar el fondo de la
sopa. Con la comida caliente en su estómago, su cara estaba finalmente
sonrosada y pequeñas gotas de sudor aparecieron en su frente. Ji Yanran le
entregó su pañuelo y preguntó tentativamente: “¿El maestro Yun aún está
resfriado?”
“Fui envenenado.”
Yu Yifeng no lo ocultó, “No tengo mucho tiempo, por eso busco la Sangre de
Ganoderma Lucidum por todas partes para salvar mi vida.”
Ji Yanran:
“……”
Jin Yanran preguntó:
“¿Qué veneno?”
Yun Yifeng no
respondió, sino que preguntó: “¿Qué aspecto tiene la Sangre de Ganoderma Lucidum?”
Ji Yanran
tenía una expresión tranquila: “¿El Maestro Yun no la ha visto antes?”
“Si lo hubiera
visto, ¿cómo no iba a encontrarla?” Yun Yifeng dijo: “Casi no hay constancia de
esto en los libros de medicina y sólo en las historias de los libros de texto
de las costas, se menciona ocasionalmente a la Deidad del Mar y a la Sangre de
Ganoderma Lucidum, diciendo que un grupo de pescadores ofreció una vez este
tesoro al Emperador. Tiene sentido que Su Alteza Real sea reacio a dármelo
ahora, pero al menos dígame, ¿cómo es y si de verdad es tan bueno?”
Ji Yanran dijo
despreocupadamente: “Es de color rojo y un poco más grande y duro que el
Ganoderma Lucidum habitual.”
“En ese caso.”
Yun Yifeng pensó por un momento y asintió: “Su Alteza, no se preocupe, por este
remedio que salva vidas, definitivamente daré lo mejor de mí.”
Al escuchar
esta conversación, los asistentes de la Mansión Ji volvieron a inquietarse,
casi previniendo las horribles oleadas que vendrían cuando se revelara la
verdad.
Quizá para enmendarlo,
Ji Yanran acompañó personalmente a Yun Yifeng a su habitación después de la
comida, pero cuando empujó la puerta vio que el joven sirviente todavía estaba
haciendo la cama. La ropa de la posada no sabía dónde había sido arrojada, pero
fue reemplazada por una colcha de brocado, una exquisita almohada de jade, una
gruesa manta de piel de oso en el taburete y una delicada fragancia tranquilizante
en el quemador de incienso junto a la cama e incluso los utensilios para beber
el té eran elegantes y únicos. La palangana de cobre para lavarse estaba llena
de pétalos y cuatro sirvientes estaban en fila con sonrisas en sus rostros, esperando
la indicación de Yun Yifeng para asistirle en el baño y cambio de ropa.
El Maestro de
la secta Feng Yu se quedó perplejo: “¿Su Alteza va a celebrar una ceremonia
antes de irse a la cama?”
Ji Yanran
respondió: “No se puede nacer en la realeza por nada, todo el mundo disfruta
del lujo y el placer, y este Príncipe no es la excepción, si el Maestro Yun gusta
escuchar a alguien tocar la cítara…”
“No hay
necesidad.” Yun Yifeng le interrumpió: “Gracias, Su Alteza, por esta noche, voy
a descansar.”
Ji Yanran
asintió y antes de salir, no se olvidó de mencionar que la tetera estaba llena
de Xué Ding Hancui, un té muy costoso y difícil de conseguir.
A Yun Yifeng
no le interesaba este té, sólo quería bañarse, acostarse rápidamente y hacer
circular su Qi para suprimir el dolor agudo de su cuerpo. Había estado viajando
día y noche hacia el noreste por que estaba sufriendo de verdad. Después de un
largo día de estar tumbado boca abajo en el carruaje, sus órganos internos se
habían hecho una bola y sólo podía estar cómodo un momento tumbado en la cama,
pero, aunque se cuerpo estaba cansado, su mente estaba inusualmente clara y a
menudo sus ojos permanecían abiertos durante la mayor parte de la noche.
Tras
envolverse en la suave ropa de cama, Yun Yifeng no apagó la llama de la vela,
sino que vivó un poco más la mecha, sacó de la caja un trozo de jade rojo, un
pequeño cuchillo y se inclinó sobe la cabecera de la cama para tallarlo.
Al otro lado
de la ventana, una fina capa de nieve se acumula durante la noche.
A la mañana
siguiente, Ji Yanran miró la talla de jade rojo que colgaba del cuello de Yun
Yifeng dijo vacilante: “Esto es…”
Yun Yifeng
contestó: “Según la descripción del Príncipe, esculpí una Ganoderma Lucidum
para sentirme a salvo.”
Jin
Yanran: “……”
Yun
Yifeng dijo: “Aunque sea falsa, si la llevo puesta y al miro día tras día pensando
en la auténtica, mi corazón se alegrará.”
Cuando
dijo esto su tono era suave y sincero, su sonrisa tan cálida como el sol primaveral
y un par de flores de melocotón húmedas destellaban en sus ojos.
El
sirviente de la Mansión Ji que aún tenía conciencia no podía soportar engañar a
este hombre gravemente enfermo, así que bajó su cabeza y huyó más rápido que un
ladrón.
Ji
Yanran sonrió y dijo: “Buen punto”.
Durante
el resto del viaje, Yun Yifeng se colgó la sangre de Ganoderma Lucidum del
pecho todo el día, tratándolo como un tesoro. Siempre era amable y tenía una
hermosa sonrisa que resultaba agradable para los demás, pero de vez en cuando
tenía que cubrirse el pecho para toser, mostrando lo enfermo y delicado que
estaba, lo que hacía que los sirvientes de la Mansión Ji se sintieran cada vez
más ansiosos y no podían esperar a desenterrar un Ganoderma Lucidum en el campo
junto al camino, envolverlo en hilos de oro y plata y entregárselo respetuosamente
a este inocente hombre de negocios que estaba siendo engañado.
Mientras
el carruaje avanzaba a paso ligero, Yun Yifeng se recostó en el cojín y
dormitó, como un animal perezoso en un día de invierno. Jin Yanran se sentó
frente a él, reconociendo que el banco que tenía debajo era de jade frío, y que,
con este clima tan helado, una persona común y corriente se estremecería con su
mera presencia, y mucho más sentándose cerca de él: parece ser que el veneno
que afectó su cuerpo es realmente severo.
“Mi
Señor”. El sirviente de la mansión Ji dijo desde fuera: “Hemos llegado”.
Yun
Yifeng abrió los ojos: “¿Estamos en la cuidad de Han Wu?”
"Sí."
Ji Yanran dijo: "Ah Fu ya fue primero a la posada para preparar los
utensilios de baño medicinal para el Maestro Yun". Durante este viaje,
obtuvo un conocimiento general de los hábitos de Yun Yifeng y en pocas
palabras, necesitaba tomar medicamentos cada pocos días y darse un baño
medicado de vez en cuando.
Yun
Yifeng enarcó las cejas, "¿Es para prepararme medicina primero o para
difundir las noticias en la ciudad para atraer a los escoltas de la familia Yue?"
Ji
Yanran respondió: "Ambos".
A
Yun Yifeng no le importó, así que simplemente siguió a Ji Yanran a la ciudad de
Han Wu. Esta era una ciudad importante del noreste, con muchos comerciantes que
van y vienen, siempre próspera y animada. Este día coincidió con la feria del
mercado, por lo que hubo mucha gente que casi no se podía caminar.
Había un
puesto de venta de tanghulu a un lado de la calle, donde una imponente
olla de hierro los sacudía. Yun Yifeng nunca había visto eso antes, así que fue
inevitable que mirara dos veces, pero el sirviente de la mansión Ji ya había
comprado dos bolsas grandes y se las había entregado con una sonrisa en el rostro:
ya que no había un Ganoderma Lucidum, tenía que ser más diligente y considerado
en estos asuntos triviales, para su propia tranquilidad.
Ji Yanran: "……"
"¿Qué es
eso?" Yun Yifeng comió uno de los tanghulu y sus ojos posaron en una
plataforma baja. “Hay una silla grande con muchas flores de colores y mucha
gente”.
El sirviente
explicó que era la silla de un hombre rico del noreste, llamado Lord Qi, que se
sacaba en esta época del año para que todo el mundo se sumergiera en el agua
de la riqueza, así que por unos cinco centavos podías sentarte en ella, lo
que sonaba como una ganga.
Tal vez, para
crear la atmósfera alrededor de esta silla de la suerte, cada vez que alguien
se sentaba en ella, el sirviente de la familia Qi cantaría: “¡Asciende a este señor
y hazlo rico!”, lo que arrancaba aplausos y ovaciones de las personas que
estaban alrededor. Yun Yifeng dijo: “Es un buen trato gastar sólo cinco
céntimos para ser humillado delante de todos y a plena luz del día”
Ji Yanran se
divirtió cuando escuchó esas palabras: “La gente sólo quiere tener buena
suerte, eso es todo. Las palabras del Maestro Yun son duras".
"Vamos, volvamos
a la posada". Yun Yifeng no estaba interesado, "Hay demasiada gente y
mucho ruido aquí".
Ji Yanran usó
sus brazos y hombros para abrirles paso entre la multitud, mientras miraba a su
alrededor nuevamente. Había mucha gente en el mercado, junto con muchos
miembros del Jianghu armados con espadas. No estaba claro por qué estaban
reunidos allí, ya que la única escuela de artes marciales en la ciudad de Han
Wu era la oficina de escoltas de la familia Yue, pero él no quería causar
ningún problema en este momento.
Sin embargo,
tras llegar a la posada, esta duda se despejó rápidamente. El camarero dijo que
el dueño de la oficina de escoltas de la familia Yue celebraba este mes su
cincuenta cumpleaños, por lo que había invitado a muchos de sus amigos y la
ceremonia era extremadamente grandiosa.
"Este es
el Maestro de la Secta Feng Yu, ¿verdad?" El joven camarero sonrió y dijo:
“Lord Yue acaba de enviar a alguien para invitar al Maestro Yun a ir a la
Residencia Yue para una pequeña estancia, el carruaje ya está esperando afuera,
no hay necesidad de pasar la noche en la posada.”
Ji Yanran suspiró:
“Eso fue rápido.”
"Si no
fuera rápido, ¿no habría fracasado el meticuloso arreglo de Su Alteza
Real?" Yun Yifeng se palmeó los residuos de azúcar en las manos, "Por
favor, vamos..."
La residencia
de la Oficina de Escoltas de Yue no estaba lejos de la posada. Cuando el grupo
se dirigió allí, el jefe Yue Mingwei ya estaba esperando en la entrada con sus
hombres. Lo más importante al operar una organización de escolta armada es ser
amigable y tener excelentes relaciones con los demás. Cuantos más amigos
tuviera, más fluidas serían las operaciones de los escoltas. Naturalmente, dado
que Yun Yifeng era bastante famoso en Jianghu, Yue Mingwei no sería descuidado.
De hecho, estaba muy entusiasmado cuando se encontraron, como si fuera una
reunión con viejos amigos.
"¿Y este
es?" Yue Mingwei volvió a mirar a Ji Yanran.
Yun Yifeng
dijo: “Un cliente de la Secta Feng Yu. Acepté unos negocios con él, por eso
viajamos juntos al noreste”.
Ji Yanran
juntó las manos a modo de saludo y dijo: “Mi apellido es Ji. No he molestado a
Lord Yue precipitándome a la puerta de su residencia, ¿verdad?”
"¿De qué
estás hablando?" Yue Mingwei sonrió, “Ningún amigo es demasiado, y ya que
el Joven Maestro Ji fue capaz de invitar al mismísimo Maestro Yun a salir de su
montaña, seguro debe ser una persona muy importante, así que, es una bendición
que esté dispuesto a quedarse en mi humilde morada. Los alojamientos ya han
sido limpiados, por favor, vengan por aquí.”
La residencia
de la familiar Yue se construyó a conciencia, de modo que el patio delantero se
utilizaba para los negocios y el trasero para la familia. Debido a la
celebración del cumpleaños de Lord Yue, casi todas las habitaciones de
invitados estaban ocupadas. Había invitados que hablaban en voz alta para
intercambiar cumplidos, algunos de mal humor que se peleaban, y los que
arrastraban a sus hijos para unirse al banquete, incluso con bebés llorando y
gritando, haciendo que a cualquiera le duela el corazón.
Yun Yifeng se
sentó a la mesa y se sirvió una taza de té, “Nos hemos mezclado en la oficina
de escoltas. ¿Cómo planea Su Alteza continuar con la investigación?”
Ji Yanran
dijo: "Hay un asesino en el Jianghu llamado Mu Chengxue, ¿lo conoce el
Maestro Yun?"
“He oído
hablar de él, pero no lo conozco”. Yun Yifeng dijo: “Él no tiene lealtad a
ninguna secta o clan y es muy hábil en artes marciales, su paradero siempre ha
sido errático y nadie sabe si es bueno o malo. No tiene amigos y sólo valora la
plata.”
“Una vez
estuvo buscando información sobre las reliquias.” Ji Yanran dijo: "Y no
mucho después de eso, la pagoda fue asaltada."
Yun Yifeng
especuló "¿Entonces Su Alteza sospecha de él?"
Ji Yanran
dijo: "Al menos, es más sospechoso que los demás, y ya se había quedado en
la oficina de escoltas hace tres días."
"No es de
extrañar que el otro día, tras recibir el informe secreto, Su Alteza de repente
quiso viajar directamente aquí, sin parar". Yun Yifeng se frotaba la
frente mientras decía: “El único problema es que tuve que sufrir por ello. No
podía comer bien ni dormir bien, Incluso ahora, sigo tosiendo tanto que me
duele el pecho.”
"Maestro
Yun, debería descansar bien". Ji Yanran se levantó, "Yo mismo haré el
resto."
"¡Oye!"
Yun Yifeng gritó para detenerlo.
"Lo
sé." Ji Yanran levantó la mano derecha para mostrar que cumpliría su
promesa: "No causaré problemas".
Fuera de la
puerta, los sirvientes de la Mansión Ji también estaban mareados con todo el
caos. Yun Yifeng es muy famoso en el Jianghu, así que naturalmente, muchas
personas fueron a presentar sus respetos, llegando uno grupo tras otro. La
cantidad de personas que seguían acercándose a la habitación era interminable,
e incluso había dos sectas acusándose mutuamente y casi peleándose, por colarse
en la fila.
Cuando se
organizó el banquete por la noche, Yue Mingwei, que se había enterado del
incidente y se sentía bastante culpable, dijo: "La mala recepción y los
malos modales deben haber asustado al Maestro Yun."
"Lord
Yue, es demasiado educado". Yun Yifeng sonrió, "Es un asunto sin
importancia."
“El clima en
el noreste es frío y el Maestro Yun aún no se ha recuperado de su tos. Debería
haber sido más tranquilo para ayudar a su recuperación. Yue Mingwei dijo: “Mi
casa es muy ruidosa. Si el Maestro Yun no se opone, he construido en el Pico
Piao Miao, el Pabellón Shang Xue, que es muy elegante, así que sería perfecto
para tomar una taza de té y descansar.”
Yun Yifeng no
movió ni un músculo mientras escuchaba, pero se preguntó en secreto, ‘¿Por
qué aquel hombre querría enviarme hasta la cima de la montaña? ¿Es posible que
ha descubierto algo?’
Sin embargo,
antes de que pudiera hablar, alguien al otro lado de la puerta bromeó: “¿Por
qué el tío Yue sólo está dispuesto a dejar al Maestro Yun quedarse en el
Pabellón Shang Xue? Es demasiado tacaño de su parte, llevo mucho tiempo
queriendo ir allí y echar un vistazo.”
La gruesa
cortina que cubría la entrada se levantó y sopló un viento frío del norte,
mientras que con el viento entró un joven vestido con una túnica dorado y
marrón, una larga espada de siete estrellas en la cintura y un hurón blanco en
la mano. Era el Joven Maestro Mayor de la oficina de escoltas de Jincheng,
llamado Jin Huan y el hombre de mediana edad que lo seguía era Jin Manlin, el
jefe de la oficina de escoltas de Jincheng.
Yue Mingwei
sonrió y dijo: “Si Jin Huan quiere ir, sólo tiene que decirlo. ¿Por qué
molestarse en burlarse de tu tío Yue?”
"Entonces
es un trato." Jin Huan se giró de nuevo y dijo respetuosamente: "Mis
respetos al Maestro de la Secta Feng Yu."
Yun Yifeng
respondió: "Hace unos años que no te veo, pero el temperamento hilarante
del hermano Jin no ha cambiado en absoluto."
“No se trata
de unirse a la diversión”. Jin Huan dijo: “El Pico Piao Miao es tan hermoso
como un país de inmortales y el Pabellón Shang Xue es una obra maestra del
arte. En verano, el sólo contemplar las flores y plantas del jardín ya es un
espectáculo maravilloso en la tierra, por no hablar de estar oculto bajo la
blanca nieve en invierno. Este hermoso escenario acompañado con un buen vino,
comida y el sonido de la cítara hacen del mundo un lugar mucho más feliz.”
Jin Manlin
regañó: “Presencia de tantos invitados, ¿no sientes vergüenza al mostrar que
todo lo que sabes se trata de beber y divertirte?”
"Eso no
es cierto, jefe Jin". Alguien del público replicó: “Todos aprecian la
belleza, sin mencionar los hermosos paisajes del mundo. Al escuchar al hermano
Jin, también me gustaría ir a verlo, pero no estoy seguro de si me entrometería
con el Maestro Yun.” Esa persona estaba vestida con una túnica de algodón
blanco y su voz era delgada y débil. No tenía el aspecto de un hombre del
Jianghu, sino más bien el de un erudito.
Como era de esperar,
Yue Mingwei dijo con preocupación: “El Pico Piao Miao está muy empinado y el
camino es escarpado. ¿Realmente puedes subir hasta allí?”
El erudito dijo
tercamente: “Si me tomo mi tiempo, puedo hacerlo. Para una persona que le toma
un día subir, yo subiré en tres o cinco días. “
"Si el
paisaje es realmente tan bueno, ¿por qué no lo acompaño?" Una chica
delicada también se puso de pie, tenía una flor de medialuna incrustada entre
las cejas, la hacía lucir animada y vivaz, pero sus ojos negros y resbaladizos
sólo miraban fijamente a Yun Yifeng, sin moverse ni un centímetro.
Algunos de los
invitados soltaron una risita, podían ver a través de su motivo oculto, que era
no participar en la degustación de vinos, pero estaba bien pensarlo; el Maestro
Yun era joven, talentoso y muy guapo. Además, se decía que la Secta Feng Yu tenía
dinero acumulado como montañas, así que, por supuesto, debía ser atractivo para
las chicas.
Yun Yifeng
frunció ligeramente el ceño y estaba a punto de decir que no quería ir a ese
pico, pero Yue Mingwei dijo: "Es bueno tener más gente, pero ya hay un
invitado viviendo en el Pabellón Shang Xue, y tiene una naturaleza extraña así
que, si van allí, no deben molestarle, para que no haya disputas”.
Jin Huan
preguntó: "¿Quién vive allí?"
Yue Mingwei
dijo: "Mu Chengxue".
Al escuchar
este nombre, el corazón de Yun Yifeng latió con fuerza e intercambió una mirada
con Ji Yanran.
Inicialmente,
estaban tratando de encontrar una excusa para acercarse al extraño asesino,
pero ahora, parecía que no tomaría mucho esfuerzo.
……
El Pabellón
Shang Xue está exquisitamente construido con unas pocas habitaciones para
invitados y sus huéspedes sólo podían ir allí solos, mientras que el resto de
los invitados y subordinados continuaban alojándose en la Oficina de Escolta de
la familia Yue.
El sirviente
de la mansión Ji dijo: “Su Alteza, por favor, reúnase con Mu Chengxue, nosotros
vigilaremos al pie de la montaña, para prevenir errores.”
"¿No
estás preocupado?" Yun Yifeng se apoyó contra el corredor mientras le
preguntaba a Ji Yanran: "¿Qué pasa si la reliquia ya no está en manos de
Mu Chengxue, sino que está escondida en la oficina de escoltas?"
Ji Yanran negó
con la cabeza, “Supongo que no, según las costumbres de Mu Chengxue, si el
trato ya estuviera hecho, no se habría quedado en la residencia de la familia
Yue."
Yun Yifeng
sonrió: "Su Alteza es bastante conocedor de la gente en el Jianghu."
“Para hacer
algo, uno siempre debe informarse muy bien sobre el temperamento y la
naturaleza de su oponente.” Ji Yanran dijo: “Es simplemente problemático para
el Maestro Yun, que ahora tiene que seguirme en otro viaje hacia esa peligrosa
cima.”
Yun Yifeng,
que habitualmente se frotaba la imitación de Ganoderma que colgaba de su pecho,
dijo con delicadeza: "Está bien."
Los sirvientes
de la mansión Ji, "......"
‘Hemos pecado.’