•※ Capítulo 53: El médico
divino Gui Ci en la mansión Yuan.
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En
el cielo comenzó a llover suavemente, trayendo consigo el último vestigio del
frío de finales de primavera. La fina lluvia empapó el techo y, siguiendo las
ranuras, se reunió en líneas que fluían delicadamente hacia abajo.
La
mujer vestida de rojo empujó la puerta, vio que solo había una persona en la
habitación y preguntó con cautela:
—Shifu,
¿ya se ha ido el joven maestro?
—Sí,
se fue —Gui Ci continuó acariciando la cicatriz en su cuello— su temperamento
ha empeorado, cada vez más irritable.
—¿Y
el Ganoderma Lucidum de sangre?
—¡Dijo
que ya no lo quiere! —Al mencionar este asunto, la mirada de Gui Ci se llenó de
resentimiento— ¿Escuchaste eso? ¿Crees que tiene sentido?
La
mujer vestida de rojo también se sorprendió y dijo:
—¿No
lo quiere? El joven maestro está lleno de veneno, solo el Ganoderma Lucidum de
sangre puede desintoxicarlo, ¿cómo puede simplemente no quererlo?
—Sí,
él claramente quería vivir antes —Gui Ci daba vueltas en la habitación,
frunciendo el ceño en una expresión de preocupación, y dijo con tristeza— No es
bueno, no es bueno.
***
En
el largo y estrecho callejón, las losas azules estaban resbaladizas por la
lluvia de primavera, de las grietas brotaba musgo verde, despojándose del
bullicio y la prosperidad del día, parecía más bien el tranquilo Jiangnan de la
melodía del agua. El vigilante nocturno, cubierto con un poncho, sostenía una
lámpara de aceite en sus brazos, y apenas había golpeado el badajo dos veces,
cuando de repente, vio una sombra blanca flotando al otro lado de la calle.
Estaba muerto de miedo, ni siquiera se molestó con el arma en la mano,
simplemente se dio la vuelta y salió corriendo.
Cuando
Yun Yifeng volvió en sí, la otra persona ya estaba gritando «¡hay un fantasma!»
y salió corriendo a toda velocidad.
Él
se frotó la frente con un poco de dolor de cabeza.
***
En
el patio trasero de la residencia del príncipe, Qingyue insistió de nuevo:
—Esta
lluvia no va a parar en un momento, príncipe, mejor regrese y descanse.
Ji
Yanran suspiró para sus adentros, se levantó, sacudió las mangas de su ropa y
dijo:
—Si
tu maestro tiene algún asunto, ven a buscarme en cualquier momento.
—Está
bien —Qingyue asintió repetidamente y acompañó personalmente al príncipe hasta
la puerta, observando cómo se alejaba, asegurándose de que no regresaría, y
solo entonces regresó al patio con un suspiro de alivio, continuando su
preocupación por su maestro de secta.
«No
solo no se toma un descanso, no se cura las heridas, sino que también corre de
un lado a otro a medianoche».
«¡Realmente
no dejas que este discípulo se relaje!»
Yun
Yifeng se sintió un poco de comezón en la punta de la nariz por sus constantes
quejas, estornudó tres o cuatro veces seguidas, con estrellas brillando ante
sus ojos y mareado, pensó que quizás había sido provocado por ese viejo ladrón haciendo
que el efecto del veneno actuara otra vez. Entonces levantó la cabeza, se
presionó la frente y, de pie bajo la fina lluvia, se concentró en medir su
temperatura.
Ji
Yanran casi se ríe de enojo, lo agarró de la muñeca y lo llevó bajo el alero.
—¿Cómo
es que Su Alteza está aquí? —Yun Yifeng se sorprendió.
Ji
Yanran sacudió su capa:
—Sabía
que intentarías saltar la pared desde aquí.
Yun
Yifeng quería decir algo, pero se detuvo. Originalmente debería haber explicado
un par de cosas, pero no sabía qué decir. Al final, decidió dejarlo pasar y
permitió que la otra persona lo envolviera bien, luego lo llevó de la mano de
regreso a su lugar de residencia.
Qingyue
miró a su maestro de secta con ojos llenos de compasión.
«Yo
no dije nada».
Yun
Yifeng, resignado le ordenó:
—Vuelve
y descansa.
Qingyue
asintió y miró de reojo al príncipe, viendo que su expresión era normal, como
si no estuviera enojado, dijo:
—Entonces
haré que los sirvientes preparen un poco de agua caliente.
El
frío de la primavera es agudo, el cabello y los hombros de Yun Yifeng están
empapados de lluvia, y al tacto son helados. Solo una taza de té caliente en su
mano puede transmitir algo de calidez, pero con esta temperatura tan débil,
claramente no es suficiente para disipar el frío y el miedo profundamente
arraigados en sus huesos. Su corazón se contrae y sus dedos también se contraen
involuntariamente, casi aplastando la taza de porcelana azul con blanco hasta
el polvo.
Ji
Yanyan extendió la mano y retiró suavemente la taza de té.
Yun
Yifeng estaba pálido, con el pecho levemente agitado, como si acabara de pasar
por una pesadilla.
—Primero
ve a lavarte —dijo Ji Yanran— yo te esperaré aquí.
El
agua de la bañera huele muy bien, porque Qingyue le añadió aceite esencial para
calmar los nervios. Yun Yifeng en realidad no le gusta ese olor fuerte, pero en
ese momento no podía preocuparse mucho. Se sumergió completamente en el agua y,
algo molesto, golpeó el borde de la bañera con la parte posterior de su cabeza.
Esa
molestia no tenía nada que ver con Gui Ci; él no quería pensar más en esa isla.
Lo que molestaba era eso, ¿por qué dejó que Qingyue vigilara el patio para
detener a Ji Yanran, y por qué se comportó tan inexpresivamente? ¿no estaba
claro que tenía una conciencia culpable? Sería mejor mantener la puerta abierta
y decir que algo andaba mal en el Jianghu o con la secta Feng Yu, lo que
parecía más razonable.
Preocuparse
causa confusión, preocuparse demasiado también causará el caos.
Él
puso una mano en la frente, reclinándose en la bañera, mirando sin energía al
techo.
La
escena frente a él comenzó a girar lentamente, transformando la viga de madera
en un espectáculo de colores vibrantes.
Justo
cuando Yun Yifeng estaba concentrado en intentar distinguir qué colores había,
un pañuelo cayó del cielo y le cubrió la cabeza.
La
técnica es comparable a la de un bandido que rapta a una novia y la mete en un
saco.
Ji
Yanran sacó al hombre del agua helada y lo llevó al borde de la cama para
secarlo cuidadosamente. Yun Yifeng, sumando todas las veces, ya lo había visto
desnudo muchas veces, así que en ese momento no importaba. Al ver que la
atmósfera era demasiado sombría y opresiva, incluso le dio una patada,
mostrando un poco de actitud de bandido.
—No
te muevas —Ji Yanran sostuvo el pie desnudo y blanco, mientras lo secaba y
preguntaba— ¿A dónde fuiste?
Yun
Yifeng respondió con calma:
—Al
burdel.
Ji
Yanran sonrió:
—¿Hmm?
Yun
Yifeng retiró el pie.
—Príncipe,
no vayas a ver a Gui Ci en el futuro, no es alguien fácil de tratar.
—¿Fuiste
a buscarlo? —Ji Yanran frunció ligeramente el ceño.
—Tan
pronto como llegó a Wang Cheng, la secta Feng Yu recibió la noticia —dijo Yun
Yifeng— Lo sé, durante este tiempo Su alteza ha estado buscándolo.
Los
espías de la mansión del Príncipe Xiao buscaron durante mucho tiempo, y los
discípulos de la secta Feng Yu también intentaron detenerlos durante mucho
tiempo, pero al final no pudieron. El hijo de Yuan Yuansi también era bastante
inocente, no se pudo evitar que Gui Ci entrara a Wang Cheng.
—¿Tienes
problemas con esa persona? —preguntó Ji Yanran.
—Él
realmente es un médico talentoso, seguramente podrá curar al hijo del Ministro
Yuan, pero no podrá curarme a mí —Yun Yifeng se envolvió en el edredón— Y sobre
el Ganoderma Lucidum de sangre, Su Alteza, no se moleste más en buscarlo.
«La
vida y la muerte están predestinadas, no se pueden forzar».
Ji
Yanran le entregó la ropa interior.
—Gui
Ci dijo que has sido envenenado por setenta u ochenta tipos de venenos, y que
el Ganoderma de Lucidum de sangre crece entre miles de cadáveres, alimentándose
de sangre y resentimiento.
—Lo
sé —dijo Yun Yifeng— es un libro antiguo, solo menciona algo de pasada, pero es
la única pista que tenemos.
Miles
de cadáveres, suena mucho a un campo de batalla, así que cuando Qi Yanran llegó
a la secta Fenfg Yu, en ese momento, realmente creyó que el otro tenía el Ganoderma
Lucidum de sangre.
No
se puede considerar como imprudencia temeraria, simplemente es que realmente
quiere seguir viviendo, no está dispuesto a renunciar a la más remota esperanza.
Era como una persona que se ahoga, esperando que alguien lo saque del oscuro
fango.
Ji
Yanran bajó la cortina de la cama y le pidió que se pusiera la ropa interior.
Un
momento después, Yun Yifeng asomó la cabeza y dijo:
—¿Puedo
dormir ya?
Ji
Yanran se agachó al borde de la cama y le preguntó cara a cara:
—Todavía
no me has respondido, ¿hay algún problema con Gui Ci? ¿Te ha acosado?
—Es
un loco de remate, no puede controlar sus acciones, así que no se puede hablar
de bueno o malo —dijo Yun Yifeng— Durante un tiempo, para poder encontrar el Ganoderma
Lucidum de sangre, excavó en los cementerios del Gran Liang en todas partes.
Cada vez que encontraba un hongo desconocido entre los cadáveres, se ponía
extremadamente feliz, lo cocía en una poción y me obligaba a tomarlo a la
fuerza.
Ji
Yanran escuchó y sintió un nudo en el corazón:
—Tú…
—No
busques a esa persona en el futuro —Yun Yifeng dijo— No lo veas.
Ji
Yanran quería preguntar algo más, pero no quería poner el dedo sobre la llaga imprudentemente,
así que solo acarició su fría mejilla con el dorso de los dedos:
—Duerme.
Yun
Yifeng asintió.
—Su
Alteza también descanse temprano.
La
puerta de la casa hizo un “clic” y Qingyue se enderezó rápidamente:
—Su
Alteza.
—Deja
que tu maestro duerma bien —dijo Ji Yanran— Tú también ve a descansar.
Yun
Yifeng estaba acostado en la cama, escuchando atentamente a dos personas
hablando en voz baja fuera de la casa, que gradualmente se alejaban.
El
sonido de la lluvia seguía sonando, como una canción de cuna, arrullando los
párpados hasta que se juntaron, y sin darse cuenta, también se durmió.
Al
mediodía del día siguiente, la anciana emperatriz miró el comedor vacío y
exclamó sorprendida:
—¿No
se han levantado?
—El
joven Lingfei salió temprano en la mañana, el príncipe y el maestro de la secta
Yun todavía están durmiendo, se dice que estuvieron fuera toda la noche —dijo
el sirviente— no regresaron hasta el amanecer.
La
anciana tenía algunas dudas, no habían regresado toda la noche. Si se tratara
de que los jóvenes son juguetones, estaría bien, pero no quiere que haya pasado
ningún accidente.
Los
guardias secretos fueron convocados al comedor. Después de morderse los labios
y dudar durante un rato, finalmente llegaron a un acuerdo tácito y dijeron que
no había pasado nada anoche, sin mencionar el rumor de que “los ciudadanos de Wang
Cheng están diciendo que el príncipe y el maestro de la secta Feng Yu tienen
una relación cercana”, ya que no había pruebas, no era fácil de decir y no era
fácil de explicar.
En
cuanto a los discípulos de la secta Feng Yu, naturalmente también recibieron la
noticia de inmediato. Antes de que pudieran sorprenderse, el hermano mayor los
llamó y los reprendió con firmeza, diciendo que la cercanía pública entre el
príncipe y el maestro en el restaurante Tongfu tenía su razón de ser. Les
ordenó que no difundieran rumores y que encontraran la manera de sofocar los
chismes, de lo contrario, no se los perdonaría.
Ling
Xing'er adora ciegamente a Qingyue y también estuvo de acuerdo.
—Sí,
así es.
«El
príncipe solo le daba pato asado al maestro de la secta para enseñarle al
hermano Qingyue, que es un torpe».
«¡Nadie
de ustedes tiene permitido cuestionar!»
Y
mientras todos estaban ocupados y abrumados, el protagonista del evento apenas
se levantaba de la cama. La luz del sol de la tarde entraba por la ventana,
calentando todo su cuerpo, y Yun Yifeng se encontraba de pie junto a la mesa,
estirándose cómodamente.
Ji
Yanran llevaba una caja de comida mientras tocaba la puerta.
—¿Su
Alteza no fue al palacio a beber y admirar pinturas? —preguntó Yun Yifeng.
—Me
he quedado dormido hasta ahora, ¿dónde tengo tiempo para ir al palacio? Será
otro día —Ji Yanran abrió la tapa de la caja— Primero ven a comer algo.
Brote
de chún salteado, patas de pato en salsa de vino de arroz, carne de res estofada,
gachas de arroz verde y una cesta de bollos rellenos con hojas de mostaza, un
plato de pastel de vino de arroz, son todos aperitivos de temporada en
primavera, muy apetitosos. Yun Yifeng le pasó los palillos y preguntó
casualmente:
—¿Cómo
es Lord Yuan?
—¿Por
qué de repente mencionas esto? —dijo Ji Yanran— Yuan Yuansi siempre ha cumplido
con sus deberes y es bastante honesto. Tiene experiencia en la construcción de
presas y puentes, y mi hermano emperador confía mucho en él. Supongo que en un
par de años será ascendido.
—Cuando
salí de la residencia Yuan ayer, encontré un medallón en el patio —dijo Yun
Yifeng— parece ser de la secta Lianhua.
Esa
es la placa más despreciable en el Jianghu: personas de mala reputación y
acciones igualmente despreciables, un grupo de desalmados que roban y saquean
sin piedad, usando la falta de vergüenza como su insignia. Aparte de su escasa
habilidad que no les permite causar grandes estragos, sus acciones no son
diferentes de las de una secta maligna.
—En
realidad, el antiguo nido de la secta Lianhua está en la región de Jin, ¿no es
eso el territorio del Rey Pingle, Li Jun? —dijo Yun Yifeng—. Antes, Su Alteza me
pidió que investigara a los traidores en la corte imperial, esto parece ser una
pista clara.
O,
dicho de otra manera, aunque no tuviera nada que ver con Li Jun, el hecho de
que Yuan Yuansi, como vice-ministro del Ministerio de Obras Públicas, se
relacione con este grupo de canallas no es una buena señal.
—Después
de comer, escribe todo lo relacionado con la secta Lianhua —dijo Ji Yanran— Enviaré
a alguien a vigilar a Yuan Yuansi para ver si alguien está conspirando con él
en secreto.
Yun
Yifeng tomó un par de sorbos de gachas:
—Sería
mejor dejar que la secta Feng Yu se encargue de esto.
—Al
involucrar a Yuan Yuansi, este asunto no es pequeño, la corte imperial no puede
dejarlo completamente en manos de la secta Feng Yu —dijo Ji Yanran— dejarlo
completamente a la secta Feng Yu…
—No
acepto dinero —dijo Yun Yifeng.
Ji
Yanran lo miró.
—¿Es
porque Gui Ci se quedó en la residencia de los Yuan?
Yun
Yifeng dejó caer suavemente los palillos, y la buena sensación que le había
traído el sueño profundo y el cálido sol se desvaneció nuevamente sin dejar
rastro.
Vigilando
secretamente la residencia Yuan, es inevitable que se fijen en Yuan Yuansi.
Y
Gui Ci tiene que atender a Yuan Zhen, lo que inevitablemente lo llevará a
encontrarse con Yuan Yuansi.
No
sabe qué dirían los dos, y menos aún si Gui Ci descubriría a los espías del
palacio y diría algo intencionadamente. Después de todo, es un loco, y los
locos no tienen sentido común.
Ji
Yanran le metió una taza de té caliente en la mano y, con paciencia, dijo:
—Si
no quieres hablar del pasado, no te preguntaré. Pero Yuan Yuansi es un
funcionario de la corte imperial y en medio está Li Jun. Necesito aclarar este
asunto lo antes posible para informar a mi hermano emperador.
Yun
Yifeng suspiró, sin insistir más, solo le entregó la medalla que había
encontrado ayer.
—Si
no hubiera puesto un pie en el barro del jardín trasero, tampoco me habría dado
cuenta.
Ji
Yanran lo tomó en sus manos, vio que la medalla estaba tallada con gran
destreza y adornada con perlas de oro, parecía haber costado una fortuna. Yun
Yifeng, al notar su confusión, explicó:
—Aunque
la secta Lianhua suena como un lugar turbio, no son en absoluto pobres. Siempre
que el empleador pague, esos tipos están dispuestos a hacer cualquier cosa, por
lo que son extremadamente ricos. Pero son muy arrogantes. En unos días, se
llevará a cabo una conferencia de artes marciales y el líder de la Alianza dará
la orden de expulsar a este grupo de personas del Jianghu.
—¿Conferencia
de artes marciales? —Ji Yanran guardó la medalla— ¿Dónde es?
—En
la montaña Guangming —dijo Yun Yifeng— con sus acantilados y paredes escarpadas
de cien zhang de altura, oculta entre nubes y densos bosques, si no tienes una
buena habilidad en el qinggong, probablemente ni siquiera podrías
escalarla.
—¿Siempre
en el mismo lugar cada año? —preguntó Ji Yanran.
Yun
Yifeng pensó un momento,
—Tampoco
es eso.
El
lugar que eligieron hace unos años era bueno, con montañas limpias, aguas
claras y paisajes hermosos, se podía llegar montando a caballo o en carruaje.
Pero precisamente porque era tan fácil de encontrar, llegaron muchas sectas
como “La Banda de la Espada”, “La Banda del Tigre Salvaje”, "La escuela de
artes marciales de la Aldea de Liu Er” y “La secta de las Tijeras de Zhang Mazi”.
Después de ser ascendido como sobrino por el antiguo líder de “la pandilla
Hulu” después de dieciocho veces, el líder de la alianza marciales finalmente
no pudo soportarlo y ordenó unificar la ubicación en los acantilados de la
montaña Guangming.
—¿Entonces
tú irás? —preguntó Ji Yanran con una sonrisa.
—No
iré —Yun Yifeng sirvió el té para los dos— La secta Feng Yu solo se ocupa de
los negocios, nunca se involucra en asuntos del mundo marcial.
Después
de hablar un rato sobre rumores diversos del mundo, sobre el asunto de Gui Ci y
el espía de la familia Yuan, finalmente se logró cubrirlo de alguna manera. Al
ver que aún quedaba un rayo de sol poniente afuera, Ji Yanran invitó:
—¿Salimos
a dar un paseo?
Apenas
terminó de hablar, Wu Suosi y Jiang Lingfei tosieron al unísono desde afuera.
Este
código secreto, efectivamente, no es nada obvio.