Durazno 1: capítulo 75

 

Capítulo 75

 

El que estaba enfermo era Chu Yi. 

 

El que sufría también era Chu Yi. 

 

El Qin Yiheng de hoy estaba más emocionado que nunca. Antes, solo hacía que Chu Yi lo llamara “laoshi” y esposo. 

 

Hoy, además de eso, también hizo que Chu Yi dijera que lo quería. 

 

Después de que Chu Yi lo dijo, Qin Yiheng volvió a preguntar: 

—¿Cuánto me quieres? 

 

—Te quiero muchísimo. 

 

—Conéctalo y dilo todo junto —le dijo Qin Yiheng.

 

—Esposo, te quiero muchísimo. 

 

—Yo también te quiero.

 

***

 

Por la noche, Chu Yi tomó otra dosis de medicina para la fiebre y el resfriado después de cenar. Qin Yiheng aún tenía asuntos que atender, así que, tras la cena, se dirigió al estudio.

 

Chu Yi estaba desocupado, así que también fue a acompañarlo al estudio.

 

En un principio, solo se sentó a un lado y buscó un libro en la estantería para leer, pero tras un rato, Chu Yi empezó a aburrirse.

 

Entonces, dirigió su atención a Qin Yiheng.

 

Qin Yiheng tecleaba con mucha concentración. En todo el estudio solo se escuchaba el sonido del teclado. Chu Yi devolvió el libro a su lugar y se recostó sobre la mesa para observar a Qin Yiheng.

 

Mientras lo miraba, a Chu Yi se le ocurrió una idea traviesa.

 

No sabía si la fiebre le daba valor o si simplemente usaba la fiebre como excusa. Chu Yi fijó la mirada en el muslo de Qin Yiheng. Al poco tiempo, se levantó y se sentó directamente sobre él.

 

Qin Yiheng seguía tecleando. Al ser interrumpido por Chu Yi, escribió un montón de garabatos en la pantalla.

 

Chu Yi ajustó su postura, se giró hacia Qin Yiheng, apoyó la barbilla en su hombro y se quedó allí con la cabeza agachada.

 

—¿Puedo molestarte? —preguntó Chu Yi.

 

Qin Yiheng soltó una risa y dijo:

—¿Preguntas cuando ya estás así?

 

Chu Yi respondió por él:

—Puedo.

 

Qin Yiheng le acarició la espalda, terminó de escribir la cadena de palabras inconclusas de antes, y luego abrió un video.

 

La voz salió del computador. Chu Yi se giró con curiosidad para mirar, luego volvió a acomodarse.

 

Qin Yiheng se dio cuenta de que Chu Yi, estando enfermo, se volvía especialmente pegajoso.

 

Tan pegajoso que le hizo recordar la primera vez que se conocieron.

 

Cuando estaban en el bar, Chu Yi ya era un poco pegajoso. Más tarde, cuando llegaron a la cama, Chu Yi comenzó a aferrarse a él como si fuera su última esperanza.

 

—¿Tienes sueño? —Qin Yiheng le dio unas palmaditas en la cabeza.

 

—Mn —respondió Chu Yi.

 

—Después de tomar medicina, es normal sentir somnolencia —dijo Qin Yiheng.

 

—Mn.

 

—¿Quieres dormir? —preguntó Qin Yiheng.

 

—No.

 

—¿Qué libro estabas leyendo hace un rato? —volvió a preguntó Qin Yiheng.

 

Chu Yi pensó por un rato y luego respondió:

—Se me olvidó.

 

Qin Yiheng soltó una risa:

—Lo leíste en vano.

 

—Solo hojeé dos páginas.

 

—Termino cuando acabe de ver este video —dijo Qin Yiheng.

 

—Está bien, puedes trabajar —dijo Chu Yi.

 

Qin Yiheng se rio y le acarició la parte trasera de la cabeza:

—Duerme si tienes sueño.

 

Los videos de Qin Yiheng siempre eran largos y aburridos. Chu Yi ni siquiera necesitaba verlos; solo con el sonido ya se sentía hipnotizado.

 

Entonces se quedó dormido directamente sobre Qin Yiheng.

 

Chu Yi estaba realmente agotado hoy. Después de que Qin Yiheng terminó de ver el video y respondió algunos correos, Chu Yi ya estaba profundamente dormido, y no despertaba sin importar cuánto se moviera.

 

Qin Yiheng no lo despertó y lo llevó directamente de regreso al dormitorio.

 

Justo después de acostarlo en la cama, el teléfono de Chu Yi sonó.

 

Chu Yi dormía profundamente y no se movió en absoluto. Qin Yiheng sacó el teléfono de su bolsillo y vio que era una llamada de Zhang Kai.

 

Qin Yiheng contestó directamente.

 

—Xiao-Yi, ¿sabes lo que pasó con tu padre?

 

Qin Yiheng se levantó de la cama:

—Soy yo.

 

—Eh, tú, ese, Qin… ¡ah! —Zhang Kai pensó unos segundos y finalmente decidió—: Hola, señor Qin, ¿dónde está Chu Yi?

 

Qin Yiheng se acercó a la ventana y dijo:

—Está dormido.

 

—¿Dormido? —Zhang Kai estaba confundido—. Apenas son las diez.

 

—Hoy está algo cansado y se quedó dormido —continuó diciendo Qin Yiheng.

 

—¿Cansado…? ¡Ejem!, sí, sí, ah, cierto, acaban de volver de un viaje de negocios, jajaja —dijo Zhang Kai.

 

—¿Qué pasa? ¿Es algo importante? —preguntó Qin Yiheng.

 

—Ah, quería hablarle sobre su padre. Eh, um, ¿usted sabe algo sobre él? —preguntó Zhang Kai.

 

—Lo sé —dijo Qin Yiheng.

 

Zhang Kai no estaba seguro de hasta qué punto Chu Yi le había contado a Qin Yiheng. Dijo con cautela:

—¿Qué es lo que sabe?

 

—Lo sé todo. —Dijo Qin Yiheng mientras miraba a Chu Yi—. Chen Jianshi llegó a Ciudad A ayer.

 

—¡Mierda! —maldijo Zhang Kai—. Así que sí fue allí.

 

Ahora estaba seguro de que Qin Yiheng lo sabía todo.

 

—No le hizo nada a Chu Yi, ¿verdad? —preguntó Zhang Kai con preocupación.

 

—No mucho —contestó Qin Yiheng.

 

Zhang Kai suspiró.

—Eso está bien, es bueno que lo sepas. Las dos primeras veces que su padre vino a buscarlo, Chu Yi lo resolvió solo. Ese desgraciado no tiene muchas capacidades, solo sabe cómo amenazar a Chu Yi, diciendo que lo va a demandar y que va a encargarse de la madre de Chu Yi. —Zhang Kai hizo una pausa—. ¿Sabías todo eso?

 

Qin Yiheng respondió en voz baja:

—Ahora lo sé.

 

Zhang Kai se quedó en silencio unos segundos y de pronto suspiró:

—Llamé hoy para decirte que la policía se llevó a Chen Jianshi del hospital. Dijeron que los familiares de la otra parte se negaron de repente a llegar a un acuerdo privado y decidieron retenerlo por atropello y fuga.

 

Qin Yiheng soltó un leve “Mn”.

 

Zhang Kai asumió:

—¿Ya sabías esto?

 

—Lo sabía —respondió Qin Yiheng.

 

Zhang Kai se aventuró un poco más:

—No me digas que fuiste tú quien hizo esto.

 

—Mn.

 

—¡Mierda! —gritó Zhang Kai—. ¡Eres increíble! ¡Demasiado increíble!

 

Zhang Kai siguió maldiciendo.

 

—Chen Jianshi, ese hijo de puta, se merece una lección. Ya está acabado. Estos últimos años, él… —Zhang Kai suspiró—. Es solo que Xiao-Yi no quiere oír hablar de él, si no, podría hablar toda la noche.

 

—Puedes hablar, yo escucho —dijo Qin Yiheng.

 

Zhang Kai probablemente se emocionó demasiado. Impulsado por la actitud de Qin Yiheng, enseguida se volvió entusiasta.

—Hace seis meses, Chen Jianshi apareció de repente en Ciudad A para buscar a Xiao-Yi y pedirle dinero. En ese momento supe que algo andaba mal. Xiao-Yi quería darle dinero para que se fuera y me pidió que no me metiera. ¿Cómo iba a quedarme de brazos cruzados? Así que empecé a investigar.

 

—Después de divorciarse de la madre de Xiao-Yi, se volvió a casar dos años más tarde. Incluso montó un negocio. Luego, el negocio fracasó y empezó a ejercer violencia doméstica. Exactamente igual que antes. Su esposa no lo aguantó más y se divorció de él. Tiene muchas deudas por el negocio y empezó a apostar, y su deuda fue creciendo cada vez más. Es un desperdicio de ser humano. Con esa esposa también tuvo un hijo. Ella se quedó con la custodia. Después del divorcio, él incluso fue a pedirle dinero. Tal vez porque no consiguió nada, vino a buscar a Xiao-Yi.

 

—Xiao-Yi y yo somos compañeros desde la secundaria. Nunca conocí a su padre. Su madre era quien iba a todas las reuniones de padres. Hubo una época en la que Xiao-Yi pedía permiso seguido y no hablaba mucho en la escuela. Luego se transfirió directamente a Ciudad A. Más tarde, cuando nos reencontramos en la universidad, me enteré de lo que había pasado. Xiao-Yi no quiere hablar de su padre en absoluto, así que casi nunca lo menciono.

 

—Ay, cada vez que pienso en lo que pasó esta vez, me da una rabia…

 

Tal vez porque pensó que había hablado demasiado, Zhang Kai se reía después de cada frase:

—Es genial que usted haya podido resolver esto, señor Qin.

 

—Mn, gracias —dijo Qin Yiheng.

 

Zhang Kai se rio con incomodidad:

—Yo no hice mucho, entonces, eh, ya es tarde. Qué bueno que Xiao-Yi esté bien. Voy a colgar.

 

—Está bien. No menciones más a Chen Jianshi —dijo Qin Yiheng.

 

—Vale, lo sé —respondió Zhang Kai.

 

Qin Yiheng colgó el teléfono y volvió a la cama. Se dio cuenta de que Chu Yi se había despertado y lo miraba con los ojos bien abiertos.

 

Qin Yiheng se inclinó y preguntó:

—¿Estabas despierto?

 

—Hace rato que estoy despierto —dijo Chu Yi.

 

Cuando Qin Yiheng dejó el teléfono al lado de Chu Yi, fue entonces que Chu Yi se dio cuenta de que era su propio teléfono.

 

Chu Yi estaba confundido. Sus ojos siguieron el teléfono y luego volvieron al rostro de Qin Yiheng:

—¿Contestaste mi teléfono?

 

Qin Yiheng asintió:

—Llamó Zhang Kai.

 

—Oh, hablaron bastante rato.

 

—¿Qué escuchaste? —preguntó Qin Yiheng.

 

—Escuché tus “mn mn mn, okay okay okay”. —Chu Yi se rio—. Eres igual con todos los que llamas. “Mn mn mn, okay okay okay”. Conmigo también eres así.

 

Qin Yiheng abrazó a Chu Yi:

—Hablaré más en el futuro.

 

Chu Yi se rio y preguntó:

—¿Zhang Kai llamó para hablar de mi papá?

 

—Mn.

 

—Zhang Kai es buena persona —comentó Chu Yi.

 

—Mn —dijo Qin Yiheng.

 

Chu Yi frotó su cabeza contra Qin Yiheng:

—Tú también eres bueno.

 

Chu Yi se quedó acostado un rato, luego levantó la cabeza de repente para mirar a Qin Yiheng, frunciendo ligeramente el ceño:

—Qin Yiheng, ¿crees que soy problemático?

 

Qin Yiheng negó con la cabeza:

—No, ¿cómo podría?

 

Chu Yi pensó un momento y dijo en voz baja:

—Creo que tú solo llegaste a esa edad en la que querías casarte con un esposo y tener una vida tranquila. Pero no esperabas que yo fuera tan problemático y que tuviera tantas cosas arrastrando detrás de mí.

 

Qin Yiheng bajó la cabeza y miró a los ojos de Chu Yi.

 

Pensó en lo que Chu Yi le había contado la noche anterior, que Chen Jianshi lo llevaba a socializar cuando era niño.

 

Un Chu Yi tan pequeño, adulando a adultos en medio de un montón de gente, teniendo que actuar según las actitudes de los demás.

 

—Chu Yi —lo llamó Qin Yiheng—, ¿cuál es nuestra relación ahora?

 

Chu Yi respondió:

—Eres mi esposo.

 

—Somos esposos el uno del otro. Hemos formado una familia juntos. Somos familia. No hay nada de problemático o no problemático —dijo Qin Yiheng—. Tenemos una relación de iguales. Tú tienes algunos problemas que hay que corregir.

 

Chu Yi lo miró fijamente, con la mente en blanco:

—¿Problemas?

 

—Sí, problemas —dijo Qin Yiheng.

 

—¿Qué problemas?

 

—Puedes tener en cuenta mi estado de ánimo, pero no deberías actuar según mi actitud —dijo Qin Yiheng.

 

Mientras Qin Yiheng decía esto, Chu Yi realmente pensó en muchas cosas.

 

Desde que se casaron hasta ahora, siempre había actuado según la actitud de Qin Yiheng. Tenía miedo de que Qin Yiheng se enojara o se sintiera incómodo. Cada cosa que hacía en casa, la hacía pensando en qué pasaría si Qin Yiheng se enteraba.

 

Tenía miedo de molestarlo, miedo de ser una carga.

 

Qin Yiheng continuó:

—No me tengas miedo. Di lo que quieras frente a mí. Incluso puedes insultarme.

 

Chu Yi soltó una risita. Le preguntó a Qin Yiheng:

—¿Alguna vez te han insultado?

 

—No, pero tú puedes hacerlo —respondió Qin Yiheng.

 

Chu Yi pensó un momento:

—¿Por qué te insultaría?

 

—Si realmente quisieras hacerlo, no estarías buscando razones —dijo Qin Yiheng.

 

—Eso tiene mucho sentido —dijo Chu Yi—. Puedo insultarte ahora mismo.

 

Qin Yiheng alzó las cejas:

—Hazlo.

 

Chu Yi sonrió feliz:

—Es la primera vez que veo a alguien tan contento por ser insultado.

 

—Insúltame —insistió Qin Yiheng.

 

—Qin Yiheng es un gran tonto hetero —dijo Chu Yi.

 

Qin Yiheng se rio. Se giró, bajó la cabeza para mirar a Chu Yi y le mordió la mejilla:

—¿Por qué eres tan adorable?

 

Chu Yi sonrió mientras levantaba la cabeza, luego buscó una excusa:

—Porque tengo fiebre, no pienso con claridad.

 

—Tu fiebre ya se fue hace rato —Qin Yiheng lo desenmascaró.

 

—Mi mente sigue febril —dijo Chu Yi.

 

Qin Yiheng volvió a reír. Luego empezó a frotarse contra Chu Yi:

—Mañana estoy libre. Voy a organizar un almuerzo entre nuestras dos familias, para que todos se conozcan formalmente.

 

Chu Yi asintió:

—Está bien.

 

—También tengo tiempo en la noche. Podemos cenar con tu grupo de amigos. Mañana es fin de semana, ¿están libres? —preguntó Qin Yiheng.

 

Chu Yi asintió:

—Sí, incluso me preguntaron por eso hoy al mediodía.

 

Qin Yiheng sonrió:

—Le pediré a Xu Jing que reserve un restaurante y mañana por la mañana te digo dónde.

 

—Perfecto, te presentaré con toda la pompa, deng deng deng deng —dijo Chu Yi con una sonrisa.

 

Qin Yiheng volvió a divertirse con Chu Yi.

 

—¿Puede tu mente tener fiebre todos los días? —preguntó Qin Yiheng.

 

Chu Yi finalmente se sintió avergonzado. Sacudió la cabeza rápidamente:

—No.

 

Qin Yiheng le sujetó la barbilla, no lo dejó moverla, y la hizo asentir dos veces:

—Sí.

 

La mente de Chu Yi seguía febril:

—Ya he sido presentado ante varias personas por el señor Qin. Mañana, el señor Qin finalmente será presentado como el esposo de Chu Yi.

 

—Me siento muy honrado —Qin Yiheng respondió.

 

Chu Yi apretó el puño bajo la boca de Qin Yiheng:

—Por favor, dé un discurso, señor Qin.

 

—Gracias, señor Chu, por darme esta oportunidad —dijo Qin Yiheng, sosteniendo el micrófono y mirando a los ojos del micrófono. Fue muy cooperativo y parecía estar aceptando un premio—. También atesoraré la oportunidad que me ha dado el señor Chu. En el futuro, el señor Chu no solo será mi pequeño esposo, sino también mi amante y el amor de mi vida. Haré todo lo posible por ser un buen esposo.