CapĂtulo
21: Los beneficios de conocer una bruja.
Después
de un tiempo, Xiao Lan fue “invitado” respetuosamente al vestĂbulo.
Después
de ver a este sujeto, Li Yin finalmente tuvo una impresiĂłn y no pudo evitar
comenzar a culpar a su sobrino por causarle problemas, pero no se atreviĂł a
decir nada y simplemente se quedĂł a un lado con las manos hacia abajo.
—¿Tiene
algo que ver conmigo, Señor Li? —preguntó Xiao Lan.
—Esto…
—Li Yin miró al hombre a su lado y no supo qué decir.
El
hombre dijo:
—No es
el Seño Li, sino mi lĂder quien quiere conocer al joven maestro.
—¿Quién
es tu lĂder? —Xiao Lan frunciĂł el ceño.
—¿Por
qué no vienes conmigo, joven maestro? Lo sabrás cuando lo veas.
Xiao
Lan lo mirĂł y dijo con un poco de desprecio en su tono:
—Eres
gracioso. No te conozco, y mucho menos a tu lĂder. ÂżPor quĂ© deberĂa ir a verlo
en medio de la noche?
El
hombre no estaba enojado, pero sonriĂł y dijo:
—Dado
que el joven maestro vive aquĂ, es amigo del Señor Li. Da la casualidad de que
mi lĂder tambiĂ©n es el lĂder del Señor Li. Si estás dispuesto y vienes conmigo,
los beneficios que puede obtener son comparables a los de la MansiĂłn Li y mucho
más.
—¿Cuál
es el beneficio? —Xiao Lan preguntó.
—Lo
que quieras, lo puedes conseguir —respondió el hombre.
Xiao
Lan dijo con desdén:
—Todo
el mundo puede decir mentiras.
El
hombre dijo deliberadamente:
—Solo es
presentarse como un invitado. Viendo que tiene un temperamento tan prepotente,
¿será que no se atreve a hacerlo?
Xiao
Lan frunció el ceño, como si realmente le hubieran provocado.
Li Yin
también aprovechó la oportunidad para alentar:
—Será
mejor que vayas. Es raro que el lĂder elija a una persona especial. Si tienes
suerte, tendrás una buena vida de gloria y riqueza en el futuro. Esta es una
bendición que muchas personas no pueden tener. ¿Qué más vale la pena?
—¿Qué
pasa si tengo mala suerte? —dijo Xiao Lan.
—Si no
tienes suerte, el joven maestro al menos puede obtener una recompensa —el
hombre dijo— el lĂder siempre es generoso en sus gastos y la cantidad nunca
será pequeña.
—Bueno,
si tú lo dices… —dijo Xiao Lan.
—Joven
maestro, por favor venga por aquà —El hombre se volvió de lado y fue muy
educado con él.
Xiao
Lan saliĂł.
Al ver
a las dos personas alejarse, Li Yin se secĂł el sudor frĂo de la cabeza,
sintiéndose muy feliz de haberlos despedido y solo pidió que no volvieran nunca.
Una
suave silla de manos estaba esperando afuera. Lin Wei estaba escondido en la
oscuridad. Cuando vio a Xiao Lan agacharse para subirse a la fragante silla de
manos, sintiĂł que se estaba casando. Era como las que se usan en una boda. Rojo
y fragante.
Los
pasos de los portadores eran como volar, y caminaron directamente fuera de la
puerta de la ciudad hacia el Bosque Denso en el sur de la ciudad.
La
hoguera ardĂa y la mujer lo estaba esperando.
—Resulta
ser la señorita —dijo Xiao Lan.
La
sonrisa de la mujer sonaba como si alguien le hubiera pellizcado la garganta,
su voz era ronca y áspera, pero tambiĂ©n tenĂa una mirada coqueta:
—El
joven maestro no parece sorprendido en absoluto.
Xiao
Lan se sentĂł a su lado y dijo:
—Lo
adiviné.
—Eres
un hombre muy inteligente —la mujer lo miró con interés— ¿entonces sabes por
qué te estoy buscando?
—Ni
siquiera sé quién eres —sonrió Xiao Lan— me trajiste aquà en medio de la noche.
Al menos dime cĂłmo te llamas.
La
mujer dijo:
—Llámame
Xiaoyu…
Mientras
tanto, en la montaña Qingcang, la dama Tao Yu'er sintió un poco de opresión en
el pecho.
Lu
Zhui se sentĂł con las piernas cruzadas en el tejado y continuĂł mirando la luna.
Xiao
Lan negĂł con la cabeza:
—Ese
no parece tu nombre real.
La
mujer sacó el pañuelo, lo sostuvo en la mano y lo agitó:
—El
nombre que me dieron mis padres no es agradable y no me importa decirlo. La
palabra “Yu” es bonita y hermosa, me gusta.
(Yu=jade)
Xiao
Lan sintió que estaba realmente destinado al “jade” en esta vida. Pero ya fuera
su madre o Lu Zhui, no pensaron que hubiera nada malo en usar “jade” como
nombre. Su madre tiene una belleza etérea y exquisita, mientras que el otro era
gentil, elegante y parecido al jade. Pero si fuera la persona frente a él,
serĂa incĂłmodo pensar en ello.
La
mujer preguntĂł:
—¿Y
tĂş? ÂżCĂłmo te llamas?
—Mi
apellido es Xiao —dijo Xiao Lan— mi nombre resulta desagradable, asà que no
quiero decirlo.
No
habĂa ocultado su apellido cuando vivĂa con Ah Liu en la MansiĂłn Li, asĂ que tambiĂ©n
lo confesĂł esta vez.
—¡Tsk!
Tu apellido es Xiao —la mujer sacudió la cabeza, bajando la voz y fingiendo ser
misteriosa— este apellido no es muy bueno ¿Sabes que en la ciudad Huishang,
decenas de personas con el apellido Xiao murieron en los últimos años, y todos
ellos se han extinguido?
—¿Una
tragedia de aniquilaciĂłn? —Xiao Lan tirĂł la rama que tenĂa en la mano— hay
muchas en el mundo y el ochenta por ciento de ellas son familiares de Zhao Qian
y de la familia Li. Si nos guiamos por esto, no hay muchos apellidos
auspiciosos.
—AsĂ
es —la mujer se acercó a él y lo elogió— el joven maestro eres realmente una
persona interesante.
Xiao
Lan la empujĂł, un poco infeliz:
—Señorita,
respétese a sà misma.
—Hablas
muy en serio. ¿Tienes miedo de sufrir una pérdida? —la mujer se rio— mirando al
joven maestro, se ve tan guapo y alto, sin mencionar que todavĂa es un niño.
Lu
Zhui estornudĂł una serie de veces en el tejado.
Ah Liu
se envolviĂł en su tĂşnica exterior y saliĂł. LevantĂł la cabeza y dijo preocupado:
—Es
mejor que vaya a descansar. Está muy frĂo afuera.
Lu
Zhui se recostĂł.
Ah Liu
se rascĂł la cabeza, sintiĂ©ndose muy confundido. No entendĂa por quĂ© su padre,
que siempre le decĂa que se acostara y se levantara temprano, parecĂa muy
anormal hoy.
«¿Será
posible que sin ese sujeto llamado Xiao, ni siquiera puede dormir?»
«PodrĂa
ser...»
Después
de pensar por un momento, Ah Liu respirĂł profundo.
Lu
Zhui lo mirĂł y dijo en voz baja:
—¿Qué
haces solo ahà abajo? ¿en qué estás pensando?
Ah Liu
subiĂł al tejado y dijo nerviosamente:
—Padre,
ese tal Xiao no te habrá envenado, ¿verdad?
Lu
Zhui: “…”
Ah Liu
hizo lo que Lin Wei solĂa hacer. TirĂł de su muñeca y comprobĂł el pulso, pero no
palpĂł nada, ni siquiera encontrĂł pulso en ninguna parte.
Lu
Zhui lo mirĂł fijamente durante mucho tiempo, sintiendo que su hijo era
demasiado estĂşpido. Estaba bastante cansado, por lo que bostezĂł y bajĂł del
tejado para seguir durmiendo.
Ah Liu
volvió a sujetar su muñeca para sentir su pulso y luego suspiró, «no puedo
sentirlo, la muñeca de mi padre es bastante delgada.»
Fuera
de la ciudad, Xiao Lan dijo:
—Ya
tengo un amor.
—¿Tienes
un amor, pero no has hecho nada feliz? —la mujer lo empujó, con los ojos llenos
de agua otoñal— ¿por qué no te enseño, joven maestro, después de probarlo, me
temo que ganaré? Ya no recordarás a tu amor.
Xiao
Lan la mirĂł con una media sonrisa.
La
mujer dijo enojada:
—¿Qué
significa esa expresiĂłn, joven maestro?
—Si
estoy de acuerdo, ¿cuál será el beneficio?
—¿No
se me considera un beneficio? —la mujer preguntó.
Xiao
Lan volviĂł a subir su escote por ella:
—Nunca
me han faltado mujeres, especialmente mujeres jĂłvenes y hermosas.
—Resulta
que piensas que no soy lo suficientemente joven ni bonita —la mujer parecĂa
estar bastante herida— ¡hombres apestosos! ¡realmente sois todos unos
mojigatos!
—No me
gusta andar con rodeos. Si este es el Ăşnico beneficio, entonces es mejor
despedirnos ahora —dijo Xiao Lan.
La
mujer simplemente dijo sin tapujos:
—¿Cuánto
cuesta comprar al joven maestro por una noche?
—Dime primero,
¿quién eres? —dijo Xiao Lan— y luego mira mi estado de ánimo.
Los
dedos de la mujer recorrieron lentamente su pecho, sintiendo los fuertes
mĂşsculos bajo sus dedos, sus ojos no ocultaban la lujuria en absoluto.
—¿Has
tocado lo suficiente? —preguntó Xiao
Lan.
La
mujer hizo un puchero:
—Saber
demasiado no serĂa bueno para ti.
—Adiós.
La
mujer sonriĂł y dijo:
—Parece
que todavĂa tienes un temperamento obstinado, pero si lo invento al azar, no
podrás adivinar la verdad o la falsedad, asà que ¿para qué molestarse?
—No
quiero dinero —dijo Xiao Lan.
La
mujer retirĂł la mano:
—¿Qué
quiere el joven maestro?
—Quiero
que todos en el mundo me reconozcan —dijo Xiao Lan.
La
mujer se rio a carcajadas:
—Tu ambición
no es pequeña.
—Por
eso he venido aquà tarde en la noche. Si realmente eres un pez gordo, estaré
dispuesto a seguirte —dijo Xiao Lan.
—¿Entonces
crees que parezco un pez gordo? —la mujer le acarició la mejilla con la palma.
Xiao
Lan arqueĂł las cejas:
—¿Estás
pensando en un pez gordo que solo quiere acostarse conmigo?
La
mujer, muy indignada, recogiĂł su ropa y se quejĂł:
—El
joven maestro Xiao realmente sabe cómo estropear el interés de la gente.
—Entonces,
¿quién eres? —volvió a preguntar Xiao Lan.
La
mujer se acercĂł a su oreja, frunciĂł los labios rojos y dijo:
—Mi
apellido es Qiu… ¿No te parece desagradable?
***
El
cielo va mostrando poco a poco el color blanco en el horizonte. El pequeño
patio de la montaña Qingcang estaba bañado con la claridad matutina y Ah Liu
todavĂa estaba preparando el desayuno. Lu Zhui se quedĂł sentado en el tejado
durante la mayor parte de la noche y todavĂa tenĂa un poco de sueño, pero ya no
querĂa dormir. Se lavĂł el rostro con agua frĂa y se sintiĂł más despierto.
Un
momento después, Tao Yu’er también abrió la puerta y salió, con ojeras negras azuladas:
su hijo habĂa ido a seducir a una vieja bruja. Ninguna madre en el mundo que se
entere de algo asĂ estarĂa tan tranquila. Ella tampoco pudo dormir.
Lu
Zhui la mirĂł con simpatĂa.
La
puerta del patio crujiĂł y era el viejo cojo Li que regresaba del exterior,
seguido por Lin Wei. Uno de ellos fue asignado por Tao Yu'er, el otro por Lu
Zhui, y ambos pasaron toda la noche vigilando fuera del Bosque Denso en
el sur de la ciudad.
—¿Por
qué han regresado? —Lu Zhui estaba un poco sorprendido.
—El
gran jefe Zhao me envió una carta y me pidió que se la entregara a usted —Lin
Wei se la presentĂł con ambas manos.
Después
de que Lu Zhui lo abriĂł, la mirĂł brevemente y luego su rostro se congelĂł.
—¿Qué
pasa? —Tao Yu'er frunció el ceño.
—¿Qué
pasó anoche en ese Bosque Denso? —preguntó Lu Zhui.
—Anoche,
una silla de manos entró en el bosque y se llevó al joven maestro Xiao —dijo el
viejo cojo Li.
Lin
Wei agregĂł:
—Luego
nunca volviĂł a salir.
Lu
Zhui se frotĂł las sienes y le entregĂł la carta a Tao Yu'er.
Ah Liu
estaba a su lado, tratando de estirar el cuello para mirar.
Después
de leerlo, Tao Yu'er dijo:
—¿El
lĂder de la pandilla Eagle Claw vino a la ciudad Huishang?
—Es Qiu
Peng —dijo Lu Zhui.
—¿Está
en la ciudad? —preguntó Tao Yu'er de nuevo.
—He
revisado todas las sectas en esta ciudad. A excepciĂłn de los dos discĂpulos que
a menudo entran y salen de los tĂşneles de la MansiĂłn Li, no hay otros
discĂpulos, y mucho menos los lĂderes.
—Entonces,
¿dónde está esta persona ahora? —Tao Yu'er le devolvió la carta— si nos guiamos
por lo que dice aquĂ, Ă©l deberĂa haber llegado.
—Siempre
ha habido rumores en el mundo de que Qiu Peng se ha torturado hasta el punto de
no ser un ser humano ni un fantasma para practicar artes malignas. Por lo
general, tiene un aspecto encantador, borda flores y toca el piano. Le gusta
agarrarse la garganta y fingir ser una mujer, con la cara blanca y los labios
rojos, como un espĂritu —dijo Lu Zhui.
Tao
Yu'er: “…”
—Supongo
que es el que está en el Bosque Denso en las afueras de la ciudad —dijo
Lu Zhui.
—¿Dijiste
que la bruja de la que habló Lan'er era un hombre? —Tao Yu'er sintió como si la
hubiera golpeado un trueno.
Lu
Zhui asintiĂł:
—es
muy probable.
—¡Oh! ¡apresúrate!
—los ojos de Tao Yu'er se oscurecieron y ayudó al viejo cojo Li a sentarse en
la silla; después de tanto tiempo, la persona que se atrevió a enamorarse de su
hijo no fue una vieja bruja, si no ¡¿un anciano?!
«¡No
puede ser!… si mi futura nuera se entera, serĂa muy vergonzoso.»